La variante H3N2 de la influenza A vuelve a ganar terreno en distintos países. Su capacidad de transmisión en espacios cerrados y la anticipación de la temporada gripal en el hemisferio norte han encendido las alertas de autoridades sanitarias internacionales. La Organización Mundial de la Salud (OMS) reporta un aumento significativo de la circulación de este virus en Europa y Norteamérica, impulsado por factores climáticos, alta movilidad humana, entre otros.
Reino Unido, España, Alemania, Francia, Italia y Canadá son algunos de los países que decidieron activar diferentes medidas con el objetivo de frenar los contagios por la variante ‘K’ de este virus.
El contagio ocurre principalmente mediante gotitas respiratorias emitidas por personas infectadas al toser, estornudar o hablar. Estas partículas pueden ser inhaladas directamente por otros individuos o depositarse en superficies, donde el virus puede permanecer activo durante varias horas.
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Ambientes con poca ventilación, transporte público, escuelas, oficinas y espacios concurridos incrementan el riesgo de propagación comunitaria. Además, una persona puede transmitir el virus incluso antes de presentar síntomas visibles, lo que facilita su rápida diseminación.
La proximidad física, el clima frío y el incremento de actividades en interiores favorecen la expansión del virus. De acuerdo con la OMS, el subclado H3N2 K ha mostrado una presencia creciente en secuencias genéticas globales, adelantando el inicio de la temporada gripal y aumentando los casos en población general.
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