En menos de 30 segundos, el moderno Boeing 787 que unía Ahmedabad con Londres pasó de ser una promesa de seguridad a un escenario de pesadilla. El vuelo AI-171, con 242 almas a bordo, se elevó unos metros y se desplomó en llamas. Solo un pasajero sobrevivió. ¿Qué salió tan terriblemente mal?
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El vuelo 171 de Air India une la ciudad de Ahmedabad con Londres cinco veces por semana. Lo opera un Boeing 787 Dreamliner, el avión tecnológicamente más avanzado de la aeronáutica norteamericana. De estos aviones que empezaron a volar comercialmente en 2011, se van fabricando 1.200 unidades. Hasta hoy, su récord de cero accidentes mortales fue impecable.
A las 13h38, hora local, del jueves 12 de junio, un Boeing 787-800 partía del aeropuerto Sardar Vallabhbhai Patel, en Ahmedabad, al oeste de India, con rumbo a Londres. A bordo iban 230 pasajeros (169 indios, 53 británicos, siete portugueses y un canadiense), el 91 por ciento de la capacidad total. La tripulación la integraban 12 personas, incluidos el comandante Sumeet Sabharwal con 8.200 horas de vuelo y, el primer oficial Clive Kundar con 1.100 horas en el aire. Se elevó unos pocos metros antes de caer violentamente sobre una edificación fuera del perímetro del aeropuerto. Algunos videos muestran una gigantesca bola de fuego elevándose tras la colisión. Solo un pasajero indio de 40 años que iba en el asiento 11-A, salió caminando de entre los restos. ¿Cómo pudo suceder este accidente?
La aviación es el medio de transporte más seguro que existe, pero cuando las estrellas malignas se alinean suceden las tragedias. En la mayoría de los casos estas se producen como consecuencia de una cadena de errores que empiezan a veces hasta meses antes del accidente. Es por ello que para llegar a una conclusión, los investigadores forenses suelen demorarse 12 meses o más.
Por ahora hay algunas evidencias que servirán de base para la investigación que llevarán a cabo las autoridades indias junto con la NTSB, el organismo norteamericano especializado y que interviene por tratarse de un avión construido en ese país.
El avión con matrícula VT-ANB fue construido a finales de 2013 y entregado a Air India el 31 de enero de 2014. Esta aerolínea fue uno de los primeros operadores de este modelo y en número de aviones Dreamliners en servicio es solo superada por la japonesa ANA.
La aeronave está diseñada para vuelos largos. En los últimos cuatro días no paró, hizo vuelos de ida y vuelta a Australia, a Tokio y a París.
El vuelo a Londres, del jueves 12, estaba programado para las 13h10 pero se demoró 28 minutos en salir, un retraso un poco mayor que lo habitual. Los movimientos de un avión pueden ser monitoreados por los controladores de vuelo gracias a un sistema llamado transpondedor que automáticamente reporta entre otros parámetros, la ubicación del aparato, su velocidad y su altitud. Estos datos también son visibles a través de plataformas de acceso público como FlightRadar24 o FlightAware.
Normalmente esta información es visible desde el momento en que un avión abandona la puerta de embarque y retrocede. En el vuelo AI-171 los datos estuvieron disponibles algunos minutos después, cuando la aeronave estaba llegando al final de su recorrido por la calle interna de rodaje.
En este aeropuerto, la calle de rodaje está conectada directamente solo con la cabecera Sur y no con la cabecera Norte. Cuando por razones de viento, los aviones despegan por la pista 23 (De Norte a Sur) la calle de rodaje los lleva solo hasta la mitad de la pista principal. Es decir que deben recorrer algunos metros en sentido contrario, antes de dar una vuelta de 180 grados y prepararse para el despegue. El largo total de la pista de 3.500 metros. Pero cuando despegan de Norte a Sur, no siempre avanzan hasta la cabecera y, generalmente dan vuelta un kilómetro antes. Es decir que solo aprovechan unos 2.500 metros. Para el Dreamliner que tiene casi 60 metros de largo y es uno de los más grandes operando en ese aeropuerto, es una distancia aceptable según sus manuales de operación.
Pero según los datos registrados y por alguna razón que se explicará con la investigación, el vuelo AI-171 no retrocedió y se alineó con la pista cuando solo tenía 1.900 metros por delante. El aeropuerto está a 60 metros sobre el nivel del mar, una altitud que se enmarca en los niveles óptimos de rendimiento de los motores.
Los datos meteorológicos publicados 30 minutos antes del accidente, reportaban una temperatura de 40 grados centígrados. A mayor temperatura, las moléculas de aire tienden a separarse unas de otras, afectado a la sustentación de las aeronaves. Es decir que para compensar este fenómeno, la velocidad de despegue debe ser un poco más elevada que en ambientes fríos. Estos detalles deben ser planificados en la reunión obligatoria de prevuelo que tienen los pilotos, es decir, antes de abordar la aeronave.
En los vuelos que ocurrieron los días anteriores, a la misma hora, con aviones gemelos, se muestra que la velocidad de despegue fue de 185 nudos. Pero el 12 de junio solo alcanzaron 174 nudos, eso es unos 20 kilómetros por hora menos. Según pilotos chilenos consultados por Vistazo, la deficiente velocidad, sumada a la alta temperatura del ambiente pudo incidir directamente en la pérdida de sustentación de la aeronave.
Sin embargo, solo la revisión de las grabaciones de voces de cabina y parámetros completos del vuelo, llevarán a los investigadores a determinar las causas exactas de la tragedia. No se descarta aún una repentina pérdida de potencia de alguno de los motores apenas se elevó la nave, o una mala gestión del software de vuelo.
Con ocho accidentes graves y 356 vidas perdidas, el año 2025 se está volviendo trágico para la aviación comercial del mundo. Aún no termina el primer semestre pero ya los registros han superado el promedio de los cinco años anteriores que estaban en cuatro accidentes y 124 fatalidades.
Air India es la mayor aerolínea del país más poblado del mundo. Vuela desde 1948. Cuatro de los cinco peores accidentes aéreos ocurridos en suelo indio han involucrado a aviones de esta aerolínea.
Paradójicamente es la segunda vez que un vuelo numerado como AI-171 tiene un fatal desenlace. El 12 de octubre de 1978, un Sud Aviation Caravelle se estrelló mientras intentaba un aterrizaje de emergencia en el aeropuerto de Bombay después de sufrir una falla del motor, matando a las 95 personas a bordo. Una explosión producto de la fatiga del metal cortó las mangueras de combustible y originó un incendio. Una reconocida actriz india falleció en ese accidente.
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El peor accidente de Air India ocurrió el 23 de junio de 1985 cuando un Boeing 747 con 329 personas a bordo se desintegró en pleno vuelo, cayendo al océano Atlántico luego de haber despegado de Montreal en Canadá. Una bomba explotó a bordo. El atentado fue un proyecto conjunto de al menos dos grupos terroristas sikh que operaban en Canadá, Estados Unidos, Inglaterra y la India. La ira había sido provocada por un ataque contra el Templo Dorado, el santuario más sagrado para los sikh, unos separatistas que buscaban la independencia.
Este último accidente no sólo marca una página oscura en la historia del Boeing 787, sino que también obliga a la industria a redoblar protocolos. Por ahora, India y el mundo esperan respuestas firmes de las autoridades involucradas.