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Enlace rico… ¿Enlace pobre?

lunes, 1 agosto 2016 - 11:14
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Después del terremoto el presidente Rafael Correa decidió terminar el contrato de 1,3 millones de dólares con quienes armaban los Enlaces sabatinos. Ahora lo financian simpatizantes de PAIS, pero hay varios otros costos que sigue pagando el Estado.

Con cuatro horas y cuarto, el del sábado 25 de junio en Manta, fue uno de los Enlaces Ciudadanos más largos entre las ya casi 500 presentaciones sabatinas del presidente Rafael Correa. Fue también la primera vez que llega con unos 40 minutos de retraso. Tiempo durante el cual fue reemplazado por el también economista, José Maldonado, quien comúnmente hace de traductor al quichua al final de los eventos. El de Manta fue también el tercero con público y con un formato más austero, después del terremoto.

El evento sísmico de abril coincidió con las voces cada vez más recurrentes, sobre todo en redes sociales, de que deben reducirse algunos de los gastos del Ejecutivo. En la mira popular estuvieron al menos dos rubros: el mantenimiento de una Secretaría del Buen Vivir y el Enlace Ciudadano. El Presidente defendió ambos espacios como necesarios y poco onerosos, aunque finalmente accedió a terminar el contrato con la empresa que proveía la logística de los Enlaces.

“Hoy gracias a la generosidad, al compromiso, a la entrega de centenas de voluntarios, no solo que podemos armar estas carpas, que podemos poner las sillas, las pantallas, sino que pagamos de nuestro propio bolsillo este informe ciudadano. Pese a que es mi derecho que lo financie el Estado porque es una actividad oficial, un deber del Presidente”, dijo desde Pedernales, donde inauguró el nuevo formato.

¿QUÉ HA CAMBIADO?

Los enlaces comenzaron el primer sábado de gestión presidencial, en enero de 2007. Los primeros fueron realizados desde el Salón Amarillo de Carondelet y se limitaban a una cadena de radios. No demoró mucho en volverse itinerante, aunque las locaciones eran salones de actos en varias ciudades del país. Más de una vez, en aulas magnas de universidades públicas o privadas.


Caravana. El Presidente se retiró en un
camper policial, 12 vehículos lo siguieron.


Resguardo. Unos cien uniformados entre
militares, policías y agentes de tránsito.

Una mesa, cuatro sillas y un par de micrófonos eran suficiente. De la transmisión se encargaba una radio local. La amplificación era propia del local escogido. Los periodistas privados nunca fueron bienvenidos en las primeras filas. “Periodistas atrás”, advertía antes del Enlace alguno de los organizadores. Y la única vez que fueron invitados a la mesa de diálogo, uno fue expulsado y otro abandonó el local en solidaridad.

Con la llegada de la televisión pública empezaron las transmisiones en vivo y vía satélite desde cualquier lugar. Entonces apareció una tarima cubierta para el Presidente y sillas al aire libre para el público. La inclemencia del clima hacía difícil retener más de dos horas a los presentes, sobre todo en la Costa. Se solucionó con una gran carpa de casi 600 metros cuadrados. La infraestructura iba en aumento. Las carpas se multiplicaron poco a poco: La más grande era la de la Secretaría de Comunicación (Secom) con 96 metros cuadrados. Detrás dos carpas pequeñas para los equipos de Ecuador TV que llega con unidad móvil y dos antenas satelitales, por si falla una.

A la izquierda del mandatario se ubicaban tres carpas adicionales. Una para los asistentes de la Presidencia, otra para las autoridades invitadas (luego para los dirigentes populares de la comunidad visitada) y una tercera para un equipo de traductores a lenguas ancestrales, vestidos ellos con sus indumentarias aborígenes.


Alta definición. Hay seis cámaras inalámbricas
de doble lente y con limpiavidrio.


Generador móvil de CNEL. Es la fuente
primaria de energía durante los Enlaces.

Detrás de la tarima había una pequeña cafetería, un cómodo baño y un pequeño camerino. La instalación de las carpas, pantallas de televisión, equipos de sonido, pantalla led gigante detrás del mandatario y hasta un sistema de aire acondicionado en la tarima principal, llegó a costar 31 mil dólares cada sábado. El último contratista fue Carlos Correa Guerra. En mayo último por “servicios de montaje del Enlace Ciudadano” recibió 1,6 millones de dólares por el pago de tres facturas por eventos realizados hasta el 16 de abril inclusive.

NO HAY AUN AUDITORÍAS

A simple vista la diferencia no es grande. El tamaño de la tarima presidencial casi no ha variado. La pantalla gigante está presente. Las carpas de Secom y Ecuador TV se mantienen. La carpa grande para el público tiene pilares más delgados. Las mil sillas nuevas son azules, las de antes eran blancas. Los traductores indígenas han desaparecido al igual que su carpa y la de los dirigentes comunales. Se mantiene la carpa para los asistentes del mandatario.

Los nuevos costos deben ser menores. Entre los nuevos contribuyentes aparecen: La Red de Maestros, el Colectivo Ecuatoriano Afro, la Central Única de Trabajadores, las juventudes de Alianza PAIS, La Coordinadora de Movimientos Sociales, entre otros.


Minibús que sirve de comando
para la Seguridad.

La organización del Enlace sigue a cargo de la Secom. Allí hay un departamento especializado que se denomina Dirección Nacional de Informes Gubernamentales, dependiente de la Subsecretaría de Medios Institucionales. Esta dirección es, entre otras cosas, la encargada de la producción de las “Cadenas informativas en radio y televisión” y de los “Enlaces ciudadanos”. El equipo está conformado por 23 personas según el distributivo de personal de mayo de 2016. Juntas tienen ingresos mensuales de 36 mil dólares, de acuerdo a la fuente oficial. La plantilla total de la Secom se ha reducido un 18 por ciento con respecto a diciembre de 2015. Hoy son 262 personas. La masa salarial mensual es de 386 mil dólares, unos 4,6 millones de dólares al año.

En un ítem del apartado de “Transparencia” dentro del sitio web de la Secom, se lee: “En la Secretaría Nacional de Comunicación hasta la presente no se han realizado auditorías internas ni gubernamentales”. De todos modos, el Contralor ya anunció un análisis de “qué tipo de recursos, montos y otros desembolsos” conllevan los Enlaces, “como traslados, viáticos, subsistencias, movilización de autoridades, personal de apoyo, difusión, información, publicidad y logística”.

Solo allí se podrán cuantificar otros gastos paralelos. Por ejemplo, el costo de las transmisiones televisivas que implica cuatro horas de uso de satélite más la movilización, por al menos dos días, de vehículos y cerca de una decena de personas para operar cinco cámaras y la unidad móvil.


Al final, simpatizantes colaboran
en el desmontaje.

Al evento acude también un generador de electricidad montado sobre un camión de CNEL. Esta máquina, más unos cuatro técnicos, por lo general llega a las 16h00 del día anterior y se retira 24 horas después. Este equipo es la fuente de energía primaria del Enlace.

Otro actor importante es el Servicio de Protección Presidencial. Un minibús Hyundai County es el centro de comando de la seguridad. A él se conectan inalámbricamente un juego de seis cámaras de alta definición estratégicamente ubicadas mirando con dos lentes cada una, en todas las direcciones. Aunque no se conocen detalles, especialistas consideran que pueden ser fabricadas en la India con tecnología alemana y que la óptica sería de 22 aumentos. Parte de este mismo equipo son cuatro hombres que se ubican alrededor de la tarima, uno de ellos portando una colcha antibalas. Ellos son relevados a mitad del programa. También acuden unos 100 uniformados, entre policías, militares y agentes de tránsito.

Antes del fin del Enlace, la caravana se alista para salir. La integraban en Manta, el 25 de junio, trece vehículos: cuatro motos de la CTE, tres Toyota Land Cruiser color plomo iguales, un camión tipo camper de la Policía Nacional a bordo del cual iba el Mandatario, una ambulancia y cuatro camionetas más.

Cuando los asistentes se retiran, hombres y mujeres con chalecos de los llamados CRC (Comités de la Revolución Ciudadana) apilan las sillas mientras empieza el desmontaje de todo el escenario. Siete días después, lo mismo se armó en Quinindé y en agenda queda Bahía de Caráquez.

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