“Solo quería coger un pequeño tiburón. Si hubiera tenido dientes grandes no lo hubiera hecho”, aseguró Melissa Hatheier, una agente inmobiliaria australiana que sacó con sus propias manos a un tiburón de un metro de longitud atrapado en una charca de Oak Park para devolverlo al mar.
Melissa dijo que no sabía si se trataba de un tiburón wobbegong o port jackson, ambos inofensivos para el ser humano.
“El agua estaba clara y se podía ver bien al tiburón que solo tenía un metro de largo. Empecé a nadar a su alrededor y se estresó tanto que comenzó a darse cabezazos contra las rocas” continuó Melissa.