Otro mal parche para los males del IESS
Con la nueva reforma, los gobiernos de turno seguirán teniendo el control del IESS y ningún gobernante querrá hacerse cargo de alrededor de 10 mil millones de la deuda del Estado. En cuatro meses debe definirse cómo se va a pagar eso, aunque el fisco está con los bolsillos rotos. Nuevamente se perdió la oportunidad de hacer una reforma integral a la seguridad social, mientras el sistema sigue cayendo en un agujero negro.
A inicios de este siglo había 1,2 millones de afiliados al Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social (IESS) y poco más de 200 mil jubilados. En ese entonces, la entidad tenía un presupuesto menor a 500 millones de dólares. Ahora los afiliados se han triplicado hasta 3,8 millones de aportantes y los jubilados son 750 mil. El presupuesto es de más de 10 mil millones de dólares, pero la entidad sigue operando con una ley de hace 20 años que ya debía ser reformada para ajustarse a las necesidades actuales.
Lo único que se ha hecho son reformas populistas que ponen en peligro la sostenibilidad del sistema, puesto que han permitido sacarle la plata al IESS, no cancelar deudas y servir como plataforma política para algunos.
La última reforma aprobada por la Asamblea Nacional a mediados de marzo, cambia la composición del Consejo Directivo del IESS, pasando de tres a cinco miembros: un representante de los afiliados en relación de dependencia, uno de los afiliados sin relación de dependencia, uno de los jubilados, uno de los empleadores y uno representante del Ejecutivo. Los cuatro primeros deberán ser elegidos en las urnas por los afiliados al IESS. Y los cinco integrantes serán sujetos de juicio político y la Asamblea tendrá la facultad de destituirlos.
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De todos modos, el destino de la reforma debe esperar el veto del presidente que se dará en los próximos días.
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