Javier Milei, el anarcocapitalista que busca convertirse en el nuevo presidente de Argentina
Algunos argentinos lo han bautizado como “pelucas” por su cabellera siempre despeinada. Él argumenta que no se peina nunca y que lo que la arregla es la “mano invisible”, en un símil con Adam Smith y la mano invisible que mueve los mercados.
Exultante, este economista de 52 años, catedrático universitario y autor de más de una decena de libros ha dicho que decidió estudiar Economía cuando a los 11 años vio cómo la economía de su familia fue pulverizada por las malas decisiones de los gobiernos. Y lo hizo con éxito, tiene dos maestrías y un doctorado honoris causa y ha vivido como catedrático universitario, analista sénior de una filial de un banco español en Argentina, fundador de una ONG para el estudio de la economía, comentarista de radio y de televisión.
En 2019, la revista Noticias, lo ubicó en el puesto 27 como una de las personalidades más influyentes de Argentina. Entonces resultaba improbable que se transformaría en una carta presidencial con posibilidades en las próximas elecciones presidenciales en octubre de este año. Una encuesta de la misma revista Noticias lo ubica hoy en primer lugar con un 23 por ciento seguido a distancia por Patricia Bullrich, una de las aspirantes del denominado Juntos por el Cambio, agrupación liderada por Mauricio Macri.
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No está de acuerdo con el Estado benefactor promovido por los populistas de izquierda argentinos. Como buen individualista respalda el libre porte de armas, niega la catástrofe anunciada sobre el calentamiento global, porque la creatividad humana basada en la libertad lo hará menos dramático, dice. Apoya la legalización de la droga, se opone al aborto y dolarizaría a Argentina. No obstante, choca su estilo agresivo, sus gritos e insultos contra los opositores y el espectáculo que monta.
A Horacio Rodríguez Larreta, actual dirigente de la provincia de Buenos Aires y firme aspirante a encabezar la candidatura de Juntos por el Cambio, le dijo “zurdo de mierda” en Instagram porque “usa plata del gobierno para atacar a opositores políticos”.
A una periodista que le preguntó sobre un asunto económico le dijo: “Burra, ven para desasnarte”. Ese desenfreno parece que le ha servido para captar la atención de los jóvenes.
Milei no tiene pelos en la lengua. Ha dicho que está de acuerdo con la prostitución porque se trata de una transacción económica. Sus inicios políticos ocurrieron en 2020 cuando apoyado en una coalición del Partido Libertario obtuvo en las elecciones primarias para diputado de la provincia de Buenos Aires, 14 por ciento y en las generales 17 por ciento de los votos. Ahí, empezó una movida que le trajo muchos seguidores, decidió rifar en una página web su salario de 13.000 dólares y se inscribieron más de 500 mil personas.
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A pesar de su exposición y su histrionismo, poco se conoce de su vida personal. Según narra Noticias y él lo ha confirmado, es hijo de un hogar disfuncional, con un padre ausente y bastante violencia doméstica. Por ello, no ha vuelto a ver a sus padres desde su adolescencia y solo mantiene una unión muy estrecha con su hermana Karina, quien es la tesorera del movimiento. Milei la llama “el jefe” y de ella depende cuánto cobra el candidato y diputado por asistir a una conferencia, a un evento, a una cena.
Nunca se ha casado, aunque tuvo un noviazgo fallido con la actriz Daniela Mori. No tiene hijos, pero eso sí varios perros mastines, Conan que es padre de tres perros bautizados con nombres de economistas famosos Milton (Friedman), Murray (Rothbard) y Robert (Lucas).
Ha escrito más de una decena de libros. En algunos hay copias textuales, plagios de otros textos, sin siquiera molestarse en poner la fuente respectiva. Pero, como el teflón, todo parece resbalarle y podría convertirse en el primer miembro de la ultraderecha en ser presidente de un país, que al parecer está cansado del fracaso de la izquierda peronista del kirchnerismo y el centro derecha de Macri.
Entonces ahora busca la magia de alguien que como Milei se define como “anarcocapitalista”, lo que quiera que signifique.
