Opinión

Volver a empezar

“La Patria es el último refugio de los canallas”, una de las frases del coronel Dax, personaje interpretado por Kirk Douglas en “Senderos de Gloria” (Stanley Kubrik, 1957).

El Vino Filosófico, iniciativa que Carlos Tutivén lleva adelante hace años en la Universidad Casa Grande, es un espacio que invita a la comunidad universitaria y a la ciudadanía en general a reflexionar en temas de actualidad, pero desde una perspectiva y una distancia propias del pensamiento, la teoría y la academia.

A veces este Vino puede producir la sensación de deja vú (temas, argumentos y personajes que se repiten), o peor aún: un manejo de la teoría como ardid para evitar los conflictos. Ocurrió meses atrás, cuando la entonces ministra encargada de Cultura, Ana Rodríguez, en torno a lo que muchos pensamos sería un debate sobre el proyecto de Ley de Cultura, se acogió a su carácter “filosófico” y “universitario” para intentar evitar ser interpelada. Me pregunto cuándo no ha sido tarea fundamental de la universidad y la filosofía interpelar a la realidad y al poder.

La deriva del Vino, entonces, depende sobre todo de sus participantes, y lo más importante de él no ocurre durante su desarrollo, sino después, en lo que deja abierto y sedimenta.

Su última sesión, “Volver a empezar”, fue una referencia directa al texto de Slavoj Zizek en “Sobre la idea de comunismo”, un libro encuentro donde grandes críticos del marxismo y el capitalismo como Alain Badiou, Jacques Ranciere o Terry Eagleton se preguntan cómo reconstruir hoy una utopía de justicia y libertad.

“¿Volver a empezar, otra vez?”, respondió interrogándose Héctor Chiriboga, uno de los tres profesores protagonistas de una conversación que en gran medida giró en torno al problema de la militancia. El momento más conmovedor de su participación fue la cita de una escena de “Senderos de Gloria” (Stanley Kubrik, 1957), donde tras ser urgido por su comandante a sacrificar a su tropa, en nombre del servicio a la Patria, el oficial encarnado por Kirk Douglas le responde: “La Patria es el último refugio de los canallas”.

El mayor de los profesores, Máximo Ponce, fue también el más optimista de un nuevo amanecer, ya no de lo comunista “como adjetivo”, sino de una serie de nociones de “lo común”. Tutivén proyectó entonces una ponencia del argentino Jorge Alemán, quien en “la soledad común” sintetiza lo irreductible y paradójico del sujeto frente a todo proyecto colectivista, la posibilidad de que el marxismo termine de aceptar “las malas noticias del sicoanálisis” (de las que nunca ha querido hacerse cargo); y también desmonta la quimera dialéctica de que el capitalismo estallaría por sus propias contradicciones.

Por su parte, Jonathan Lucero, el más joven de los profesores, y con una decidida “no experiencia” en la militancia política, no desestimó la posibilidad de tener que volver a ella, pero de otra manera, en otros dispositivos, dentro de lo que llamó el momento estético político, en las antípodas de la publicidad y la propaganda, que lejos de preguntar sancionan. La cuestión estriba en cómo las generaciones actuales se hacen preguntas estéticas del mundo, y cómo en ellas es donde hoy se libra la batalla por la disidencia.

Más leídas
 
Lo más reciente