La amenaza de una exjueza embriagada contra el policía que la arrestaba indigna por todo lo que implica: prepotencia, abuso de autoridad, corrupción en la administración de justicia. La exjueza, que había sido destituida de su cargo un mes atrás por “negligencia” amenazó de muerte a los policías: “Si quieres morir hago una llamada y te mueres en 30 minutos”. El delito flagrante por el que fue detenida, según el parte oficial, fue el de atacar a los policías que acudieron al restaurante donde la exmagistrada empezó un escándalo al negarse a pagar su cuenta. El ataque o resistencia a los agentes de la fuerza pública es un delito penado con prisión de seis meses a dos años, sin embargo, fue procesada por un delito que no habría cometido: “Ingreso de artículos prohibidos”. Esto podría llevar a que si es sentenciada, ella pueda pedir la nulidad del proceso.
Según el Consejo de la Judicatura esta exfuncionaria aprobó con notas sobresalientes los exámenes de la Escuela de Formación Judicial y pasó pruebas psicológicas, pero algo anda mal. Como ella, unos 100 jueces que han reincidido tres veces en faltas graves son destituidos cada año, el cinco por ciento del total de jueces. La conclusión lógica es que el cinco por ciento de las providencias del sistema de justicia son cuestionables, pues han sido emitidas por este tipo de jueces.
Haría bien el Consejo de la Judicatura en nombrar una comisión independiente de juristas que revise, una por una y con transparencia, las sentencias que emitió esta exjueza y todos los demás que han sido destituidos por faltas de disciplina. (O)