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]: Abra paréntesis

jueves, 26 marzo 2020 - 12:21
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    Por: Raúl Andrade Gándara
     
    Con esas palabras, los profesores nos explicaban que era necesario introducir una pausa  en la oración para explicar y dar relieve a nuestra redacción. Y en estos  momentos, es indispensable que todos procedamos de esa forma.
     
    Tenemos que dejar a un lado los  cálculos, las potenciales ganancias,  los impedimentos argumentales y los  egoísmos. Hay que recobrar los valores humanitarios y archivar la codicia individual. Olvidar los entuertos  y recuperar la cordura. Todos hemos  fallado, como especie y como país.  Nuestra falta de solidaridad es deprimente y agobiante.
     
    Nuestra indisciplina digna de estudio. Necios ante toda advertencia,  nos negamos a aceptar cualquier recomendación hasta que se convierta en orden y su transgresión implique una sanción. Cuesta entender  cómo hemos sobrevivido tantos siglos con semejante irresponsabilidad  en nuestra conducta. Hasta que la vida nos sacude. De cualquier manera y con cualquier motivo. Y allí nacen  maravillosas historias de heroísmo  e imperdonables actos de cobardía.
     
    De nosotros depende el saber distinguirlos. Sin estridencias pero sin olvido. Hay momentos en que hay que  archivar los grandes cuestionamientos para sacarlos a la luz en otro momento. Todos eventualmente tendrán que rendir cuentas de sus actos.  Y es nuestra obligación exigir esa rendición de cuentas. Nuestras autoridades actuaron irresponsablemente y  las consecuencias están a la vista. La  urgencia populista le ha pasado factura a un país inmediatista.
     
    Hay que asimilarlo y remediarlo. Las penurias de hoy nos obligan  a pensar en los porqués. A entender  que el más elemental de nuestros actos puede traer terribles consecuencias si se ejecuta sin prudencia ni  respeto al prójimo. La próxima vez,  estornudemos sobre el populismo y  no sobre nosotros mismos. Lavémonos febrilmente las manos para evitar el virus oportunista de los candidatos milagrosos, y comprendamos que las inconsecuencias provocan  crisis y pandemias.
     
    Hoy abramos un  paréntesis para respaldar al Gobierno en sus esfuerzos contra la crisis  sanitaria que nos concierne a todos,  para que mañana podamos cerrarlo  sin culpa para señalar sin temor responsabilidades en otros ámbitos por  desidia, demora, complicidad y cálculo. La gran lección de esta pandemia  es que todos estamos interconectados, tenemos responsabilidades compartidas y debemos cuidar nuestro  entorno para evitar abusos de prepotentes y avivados que por nuestra inopia eludieron la obligación de  informarnos y permitirnos discernir  sobre nuestro futuro más allá del rumor, del chisme y del boato oficial.
     
    Un pueblo preparado y disciplinado  es difícil de vencer. Uno disoluto e individualista es fácilmente engañado y  derrotado. Aprendamos a diferenciar  los mensajes falaces y a confrontarlos  con la realidad. Que la victoria sobre  la pandemia nos lleve por el sendero  correcto y sea el símbolo de unión para un mejor futuro. 

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