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Ser o no ser

lunes, 8 noviembre 2021 - 16:47
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    Poco antes de firmar su carta de renuncia, Richard Nixon afirmó: “El poder es una ilusión, lo tienes cuando la gente piensa que lo tienes. Si deja de pensarlo, se esfuma”. Jaime Vargas, una de las dos figuras visibles del levantamiento de octubre de 2019 lo sabe. Está fuera de su organización por haber comprometido su apoyo a Andrés Arauz en las pasadas elecciones sin haber consultado a la Conaie. Su rostro arrogante enmarcado en un penacho de plumas se ha difuminado por ahora en el olvido.En cambio, Leonidas Iza y Yaku Pérez quieren seguir con la ilusión. Iza empecinado en imponer su criterio sobre el precio de los combustibles busca erigirse como redentor de los pobres y Yaku obstinado por su derrota electoral, en la que no pudo demostrar un fraude, revela en sus acciones el lado oscuro de la venganza. Más allá de sus ambiciones personales, lamentablemente ellos son el reflejo de la tragedia política del país: individuos que creen que la ilusión de poder les da derecho a exigir, sin ofrecer alternativas o pensar más allá del metro cuadrado que ocupan. Y esa obsesión genera distorsiones. Ambos, por ejemplo, consideran que es necesario el subsidio a los combustibles de manera general, a sabiendas de que benefician a quienes podrían pagarlo y a mafias del contrabando en las fronteras. Se rasgan las vestiduras por la Pachamama y por la necesidad de evitar la contaminación, pero los combustibles fósiles son la principal causa de los gases de efecto invernadero que han alterado el clima de la Tierra.

    Otra de sus ambigüedades es su posición frente al Estado. Han entendido la plurinacionalidad como el autogobierno en sus comunidades, donde imperan sus leyes y costumbres, sin embargo, exigen al Estado que les subsidie todos los servicios, los créditos, la salud, la educación, etc. No obstante, no están dispuestos a aceptar sus leyes ni pagar los impuestos. Si ellos agreden y secuestran policías, periodistas y cometen delitos graves como interrumpir la circulación en las vías es protesta social y exigen amnistías para los manifestantes. Incluso como en el caso del incendio a la Contraloría que se anule el juicio porque “no comprenden el idioma”. Creen que solo tienen derechos.

    No han comprendido que son una minoría en el Ecuador y que después de la pandemia, el Estado es una vaca famélica a la que no se puede ordeñar más leche, que la prosperidad se hace con trabajo y para que haya trabajo las paralizaciones y la violencia son el factor de mayor disuasión. No hay derechos sin responsabilidades y no pueden ser o no ser parte del Estado que se llama Ecuador. Si persisten en esa actitud, la ilusión se esfumará.

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