En septiembre de 1960, en Estados Unidos se realizó el primer debate presidencial en televisión entre el senador John F. Kennedy y el vicepresidente Richard Nixon. Las cámaras dejaron ver a un Nixon sudoroso y nervioso frente a un carismático Kennedy. En una campaña apretada, el debate inclinó la balanza a favor de Kennedy. Con 70 porciento de los ecuatorianos sintonizando el debate presidencial el pasado 13 de agosto, las encuestas posteriores revelaron que fue determinante para que Daniel Noboa se dispare entre un pelotón de cuatro aspirantes que estaban disputándose el balotaje y se convierta en la sorpresa electoral. Noboa se destacó por su tranquilidad y posicionó su mensaje de esperanza y equilibrio, ante una sociedad atemorizada por el crimen de Fernando Villavicencio y polarizada por la política de confrontación y odio. Entonces, en pocos días escaló de un quinto puesto en las encuestas hasta llegar al balotaje.
Los debates son esenciales para los procesos democráticos porque permiten la comparación entre candidatos, dejan ver cómo soportan la presión, cómo reaccionan ante los golpes de sus oponentes, y cuáles serán los pilares de su gobierno en caso de triunfar. Noboa no perdió su base de comunicación en el debate y a diferencia de Luisa González y Jan Topic, no fue repetitivo en su discurso. Tampoco reaccionó con indignación en ninguna pregunta, como lo hizo Otto, al cuestionársele sobre su rol como vicepresidente. Noboa, a pesar de su juventud apareció como presidenciable. De esta manera, el debate fue determinante para que llegue segundo en las votaciones.
Sin embargo, su éxito no puede atribuirse únicamente a dicho debate. Su ventaja está en que visitó el “territorio”, un trabajo que tuvo como antecedente las experiencias que vivió desde niño en las cinco campañas presidenciales de su padre. Por ello, gana en seis provincias, algunas de alta población indígena que probablemente no sintonizaron el debate. Los candidatos que competían con él, no pudieron en corto tiempo contrarrestar esa ventaja. No obstante, la lucha con Luisa González en la segunda vuelta será de igual a igual y ahí deberá demostrar de qué está hecho su carácter, para poder triunfar.