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Eliot Ness en Ecuador

miércoles, 7 septiembre 2022 - 23:13
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    El embajador de Estados Unidos Michael Fitzpatrick está por terminar su misión diplomática en el país. Los embajadores norteamericanos han jugado roles importantes siempre, pero en el período de esta reciente democracia algunas de sus acciones han sido memorables. En 1997, un discurso de Leslie Alexander sobre el cobro del “IPRE” un soborno que exigían ciertos funcionarios del gobierno de Abdalá Bucaram, fue la gota que derramó el vaso para su destitución. En tiempos más recientes, Adam Namm, quien además de ser un pianista consumado se ganó el respeto de los periodistas por su defensa a la libertad de expresión durante la vigencia de la ley mordaza en el gobierno de Rafael Correa. Todd Chapman, en cambio, fue el articulador para que las relaciones comerciales entre Ecuador y Estados Unidos retornen a sus cauces tras años de casi ruptura, por lo cual conquistó a los sectores empresariales. Y ahora, Fitzpatrick en la época de mayor violencia que ha vivido el país en su historia, ha sancionado moralmente a los corruptos de alto nivel al retirarle sus visas, enrostrando a la justicia su ineficiencia.

    Su acción sacude el manto de impunidad, que cada vez es más agobiante en Ecuador. Dicha impunidad ha convertido a los ciudadanos comunes en blanco fácil de la delincuencia y la extorsión ya que el crimen organizado ha permeado todos los estratos de la sociedad. Aun por robos menores se puede perder la vida, basta estar en el lugar equivocado, a la hora equivocada. La justicia, con excepciones, es lenta, injusta y corrupta. Favorece por dinero o por temor a los poderosos y en otros casos por lealtades políticas, recurriendo a ilegalidades y leguleyadas para que no se sancionen los delitos. De ahí, la trascendencia del retiro de la visa norteamericana, con lo cual los corruptos no podrán visitar y gastar en Estados Unidos los dineros mal habidos, pero además quedan señalados ante la sociedad como tales.

    En los años treinta, cuando las mafias dominaban la ciudad de Chicago, un investigador del FBI llamado Eliot Ness, logró encerrar al jefe de la mafia Al Capone, quien operaba con impunidad extorsionando y asesinando, corrompiendo policías, fiscales y jueces. Ness descubrió que no había pagado los impuestos que debía y con las evidencias de ese delito lo envió finalmente a prisión. Por esta razón, Ness se convirtió en personaje de leyenda, inmortalizado en series de televisión, libros y películas. Por su cruzada contra la corrupción, Fitzpatrick recuerda a Ness, en otro tiempo y en otro lugar. Su acción ha sido vista por algunos políticos y por aquellos a quienes se ha retirado como “intromisión en asuntos domésticos”. Sin embargo, esa muletilla resulta falsa puesto que la decisión de otorgar o quitar visas corresponde exclusivamente al gobierno de Estados Unidos, pero es aplaudida por la mayoría de los ecuatorianos que se siente impotente ante un Estado casi fallido. Ojalá algún político local abrazara con la misma pasión del embajador Fitzpatrick la lucha contra la corrupción y la impunidad. ¡Gracias Embajador!

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