Las candidaturas presidenciales de Paco Moncayo y Cynthia Viteri marcan una dispersión en el electorado de oposición que podría facilitar el triunfo de Lenín Moreno en primera vuelta. Ese es el riesgo concreto, que el candidato de Alianza PAIS alcance más del 40 por ciento y una diferencia de 10 puntos sobre el segundo, es decir que llegando al 29 por ciento se quede afuera. Esto es perfectamente posible con Lasso, Viteri y Moncayo disputando el segundo lugar, pues entre los tres se repartirían un 60 por ciento del electorado y eso no lo pone a ninguno de ellos en segunda vuelta. A menos que ocurra un milagro.
Por tanto, al no haberse conformado los binomios queda la posibilidad de unirse delineando ahí sí unas primarias de oposición entre el binomio Moncayo/Viteri y Guillermo Lasso. Lo cual tampoco garantiza nada pero al menos confunde menos al electorado y lo pone a prueba para definir mejor su voto por un candidato de oposición que vaya a segunda vuelta.
Característica de estas elecciones es que ninguno de los candidatos irrumpe con fuerza contra el sistema ofreciendo la esperanza de algo nuevo. Como en su momento fueron Roldós, Bucaram, Gutiérrez y Correa. Pues Lenín Moreno es la oferta del Estado candidato, que ha ejercido el poder abusivamente durante una década, convirtiendo a la democracia en una parodia maquillada con obras regaladas por la mayor bonanza de la historia. Y frente al Estado candidato que controla las cinco funciones de la República emergen dos candidaturas que representan el retorno de la partidocracia, cuyos abusos y desaciertos legitimaron la estabilidad de Rafael Correa durante una década.
Eso representan Paco Moncayo y Cynthia Viteri, el uno candidatizado por Rodrigo Borja y el otro por Jaime Nebot, patriarcas sobrevivientes de la partidocracia, el uno con la ID resucitada por el CNE de Correa después de haber brindado su colaboración al correísmo mientras duró la bonanza, y el otro como sobreviviente glorioso gracias al voto cruzado Correa presidente Nebot alcalde luego de desafiliarse del PSC y fundar Madera de Guerrero en los años de bonanza y ahora bonificado con la reelección indefinida de alcalde gracias al paquete de enmiendas.
Esto deja menos sucio de pasado a Guillermo Lasso, excolaborador de Jamil Mahuad, Jaime Nebot y Lucio Gutiérrez. Un banquero que no estuvo entre los corruptos que colapsaron el sucre y que en la bonanza con Correa la banca privada se erigió en el sector más sólido de la economía por sus apreciables utilidades. Frente a este panorama del pasado contra el pasado, del cual también forman parte los candidatos Dalo Bucaram y Washington Pesántez por su colaboración con el correísmo, Guillermo Lasso tendría la oportunidad, apoyado por SUMA de Mauricio Rodas que es el único que no representa al pasado, de plantear una propuesta que haga la diferencia.
Esto no hay en esta campaña electoral del pasado contra el pasado, una propuesta que rompa el tablero del modelo con una asamblea constituyente.