No es momento para lamentaciones ni sofismas. Empecemos por reconocer las dificultades. Hay tres temas cardinales: problema fiscal, problema monetario y problema de producción.
La bonanza quedó en la historia y el nuevo desafío es acostumbrarnos nuevamente a la frugalidad de la época de las vacas flacas que se creyó que era consecuencia de los malos gobiernos de la “partidocracia”. Pero los ciclos económicos son inexorables, sin importar la tendencia ideológica del régimen de turno. La única pregunta que cabe es: ¿cuán preparados estábamos? Lamentablemente, a nosotros nos cogieron desprevenidos.
No es momento para lamentaciones ni sofismas estériles sobre la crisis. Empecemos por reconocer las dificultades que atraviesa el Ecuador. Identifico tres temas cardinales: problema fiscal, problema monetario y problema de producción.
El problema fiscal nace de un excesivo gasto público para nuestro nuevo nivel de ingresos. El Estado se ha transformado en un leviatán hambriento que cada día nos pide más a los ciudadanos. Hay que eliminar todo gasto innecesario. El aparato público debe ser eficiente y enfocar sus escasos recursos en ampliar sus prestaciones prioritarias: salud, educación y seguridad. Es posible obtener fondos adicionales de la desinversión en actividades no prioritarias que pueden ser administradas por el sector privado: mantenimiento de infraestructura, generación eléctrica, medios de comunicación, manufacturas, etc. En el corto plazo, requeriremos un plan de financiamiento orquestado por organismos multilaterales, incluyendo al FMI, para reemplazar la deuda costosa por otra a mayor plazo y tasas más bajas. La sostenibilidad fiscal reducirá el nivel de riesgo país.
El problema monetario se evidencia en el drenaje de divisas de la economía ecuatoriana. Durante la bonanza, el principal objetivo fue evitar la salida de divisas, como si los dólares los generásemos en el Ecuador. La única manera de mantener el sistema dolarizado es preocupándonos por incentivar el ingreso de divisas. Las medidas: eliminar el impuesto a la salida de divisas que impulsa la salida de recursos, firmar acuerdos comerciales con los principales mercados, crear un ambiente legal de seguridad para fomentar la inversión extranjera y para que los ecuatorianos traigan sus capitales.
El problema productivo nace de los elevados costos de fabricación que nos ha vuelto poco productivos y competitivos. La principal culpable: la sustitución de importaciones que incrementó los precios internos creando mercados cautivos ineficientes. Es necesario eliminar inmediatamente todos los aranceles y recargos a la importación de insumos y bienes de capital que son necesarios para una producción nacional eficiente. Reduzcamos tributos a la producción, por ejemplo el anticipo de impuesto a la renta, y generemos un ambiente de seguridad jurídica que fomente las inversiones.
El fin de la administración pública es mejorar la calidad de vida de la población, y la única manera de lograrlo es a través del crecimiento económico sostenido y la generación de empleo. El Estado debe volver a trabajar para los ciudadanos y no a la inversa.