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En 2021, todo dependerá de la inversión en el sector petrolero

martes, 22 diciembre 2020 - 09:00
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La inversión será el pilar fundamental para el sector petrolero ecuatoriano en 2021 con miras a encontrar nuevos yacimientos, aumentar la producción en los campos operativos y revertir los malos indicadores en la refinación de crudo.
 
De esta manera, el país puede dejar atrás los pésimos resultados del presente año, donde el COVID-19, la geopolítica petrolera internacional y el escenario interno impactaron la actividad hidrocarburífera.
 
Según datos del Banco Central del Ecuador, de enero a octubre de 2020, la producción nacional de crudo cayó un 10 por ciento en comparación con el mismo periodo de 2019. Mientras que las exportaciones disminuyeron en un 7 por ciento.
 
Esos indicadores negativos, sumado a la caída de la cotización del barril de petróleo en el mundo, incidieron para que la actividad petrolera apenas aporte con  3.747 millones de dólares a la economía ecuatoriana entre enero y octubre, es decir, una caída de 42 por ciento con relación al año anterior.
 
Para cambiar la situación de exploración y producción, asegura el experto petrolero Héctor Paz y Miño, dependerá mucho el presupuesto operativo que se apruebe para Petroamazonas, que ahora es parte de la nueva Petroecuador.
 
"Recuperar la producción y contrarrestar la importante declinación natural de yacimientos de campos maduros requiere ingentes recursos que hoy escasean", reconoce, tras indicar que la parte estatal se encarga del 80 por ciento de la extracción de crudo en el país.
 
Los problemas económicos del Estado hacen poco viable pensar en un incremento importante del presupuesto para Petroecuador, una situación que se vuelve más compleja considerando que las empresas petroleras privadas que operan en nuestro territorio tampoco están dispuestas a invertir más.
 
"No se ve apetito por nuevas inversiones en consideración a la incertidumbre respecto al  precio internacional del crudo que, con suerte, se mantendrá en un rango de 40 a 50 dólares por barril, por lo que estas empresas no recibirán su tarifa de servicios completa, lo que las desincentiva", explica Paz y Miño.
 
Este año la cotización del crudo ha sido uno de los principales inconvenientes. Durante los diez primeros meses, el petróleo ecuatoriano nunca superó los 45 dólares por barril. 
 
En abril, el mes más complicado debido al impacto del COVID-19 en el comercio mundial y por la rotura de los dos oleoductos, Ecuador recibió en promedio 11,41 dólares por barril.
 
 
Para el 2021, la situación no vislumbra aspectos positivos, por el contrario hay nuevos elementos que llevan los pronósticos a un entorno gris. 
 
El principal: el acelerado proceso de transición energética que deja de lado los combustibles fósiles por otras formas de energía. En ese cambio se están alineando los grandes consumidores actuales de petróleo, como Estados Unidos, India y China. 
 
"Adicionalmente, la oferta de petróleo se ha incrementado mucho a partir de la incorporación de los gigantescos volúmenes de petróleo y gas de esquisto a la producción mundial, sumado a producción convencional de nuevas áreas productoras como Guyana, Surinam y países africanos que antes no estaban en el mapa", resalta el experto petrolero.
 
Mientras esto pasa en el mundo, en los últimos 15 años Ecuador no ha realizado un agresivo proceso de exploración para encontrar nuevos yacimientos, tanto por falta de recursos como por decisiones políticas.
 
Queda mucho por hacer en exploración en el Sur Oriente y costa fuera, pero cada vez que hay menos tiempo para descubrir y aprovechar esos recursos, antes de que la comercialización de petróleo ya no sea un negocio. 
 
"Por ello se torna urgente conseguir inversión privada de riesgo que el Estado no debe, ni está en capacidad de afrontar", indica Paz y Miño.
 
Por el lado de la refinación, el reto también pasa por el lado de los recursos disponibles para invertir. Así, se espera que se concrete el proceso de delegación de las operaciones de la refinería estatal de Esmeraldas a una firma privada especializada.
 
Con este decisión, se busca optimizar la planta, repotenciar las unidades de procesos e incorporar una nueva unidad de alta conversión para lograr productos refinados que cumplan la norma ambiental Euro 5. Se estima que esas acciones demandará una inversión de 2.400 millones de dólares.  
 

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