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La historia desconocida de Neisi Dajomes

jueves, 2 septiembre 2021 - 16:23
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Todo empezó en 1950 cuando un ambateño de 17 años llegó a Durán para trabajar como herrero en el ferrocarril que unía la Sierra con la Costa. Allí, Gustavo Llerena formó parte del Club Ferroviario para practicar deporte.

Lo que más llamó su atención fue el levantamiento de pesas, que vio por primera vez en revistas que traían sus jefes de Inglaterra y Estados Unidos. En el país, esta disciplina prácticamente no existía, así que todo lo aprendió viendo y traduciendo sin saber una palabra de inglés.

Con un grupo de amigos, usaron barras y ruedas del ferrocarril en desuso para tener sus primeras pesas y empezar las competiciones. Cuatro años después de llegar a Durán, Gustavo fue flechado por Elsa Torres, una adolescente que apenas cumplía 13 años y era hija de uno de los hombres más prominentes del lugar.

Pidió su mano, pero su familia se negó hasta que Elsa cumpliera 17 años. “Fueron cuatro años solo de escribirnos cartas, burlando la vigilancia de mi madre para que no las encuentre. En todo ese tiempo ni un solo beso”, recuerda bromeando doña Elsa, más de medio siglo después, en su casa en Shell, provincia de Pastaza.

En esa casa, donde se exhiben las medallas y trofeos de Gustavo y sus hijos (tres varones y cuatro mujeres),no solo vivieron sus más grandes alegrías; allí también acogieron a Neisi Dajomes, sabiendo que podría ser la primera medallista olímpica del Ecuador. Pero para llegar a este punto hay muchas historias previas.

$!de Gustavo Llerena continúa con sus hijos José (izq.) y Gustavo (der.). Ellos junto asu madre Elsa Torres, guardan medallas y trofeos alcanzados por la familia durante 70 años.

Una vez casados, Gustavo llevó a Elsa a Ambato. Allí se desempeñó en trabajos varios y en sacar adelante su afición deportiva. Organizó un equipo de levantamiento de pesas, en el cual embarcó a su primer hijo, que lleva su mismo nombre.

Al niño le confeccionaron una licra a medida para acompañar a su padre en los torneos. “Desde chiquitos mi papá nos incentivó el deporte, era su forma de ser”, recuerda Gustavo hijo con las fotos a blanco y negro de ese tiempo. Sería el primogénito quien luego ganaría los campeonatos juveniles.

Sin embargo, fueron sus hermanos menores: José y Walter, quienes trajeron las primeras medallas internacionales en levantamiento de pesas para Ecuador. Lograron el bronce en los Juegos Panamericanos Mar del Plata de 1995.

A partir de ese momento no dejaron de ganar hasta conseguir campeonatos mundiales y se convirtieron en el referente nacional. Fue Walter el descubridor y entrenador de Neisi. Ella cristalizaría el sueño de su padre: una medalla olímpica.

Sin embargo, eso no habría sido posible sin un episodio turbulento en esta historia.

UN THRILLER POLÍTICO

Corría el año 1978 y el país se preparaba para el retorno a la democracia. Sin embargo, en diciembre fue atacado y asesinado el candidato presidencial Abdón Calderón Muñoz, fundador del Frente Radical Alfarista y crítico de la dictadura militar.

El hecho fue condenado inmediatamente como crimen de Estado y Gustavo Llerena aún no sabía que él sería una pieza clave en el caso. Por coincidencias de la vida, uno de los autores materiales del crimen, Guillermo “Plin” Méndez, resultó ser pariente de la esposa de Gustavo. Pidió refugio en su casa y pocos días después les confesó todo, rogándoles guardar silencio.

$!Don Gustavo falleció en 2017. Esta es una des us últimas fotografías con Neisi Dajomes.

“Mi papá nunca cerraba la puerta a nadie. Era esa su esencia, pero no podía quedarse callado. Lo denunció con las autoridades de Ambato y luego en Canal 2 (Ecuavisa). Si él no habría hablado, quizá no se habría descubierto la verdad”, dice su hijo José Llerena.

Por ese caso fue condenado a 12 años el entonces ministro de Gobierno, Bolívar Jarrín Cahueñas, quien estuvo al mando del atentado. Tan importante fue ese episodio que incluso el periodista Alfonso Espinosa de los Monteros, en su libro “Memorias 1961-1988”, hace referencia a la valentía de Gustavo para denunciar el hecho, arriesgando su vida.

El deportista, convertido en casi héroe, fue entrevistado por varios medios y declarado uno de los personajes del año. Pero eso tuvo sus consecuencias. A Gustavo se le cerraron las puertas laborales, la policía seguía sus pasos. En un mitin político en Ambato, en 1981, fue agredido casi hasta la muerte. “Pensaron que lo habían matado y lo dejaron encerrado en un baño.

Eran simpatizantes del grupo Atala, que sembraba el terror en la Universidad de Guayaquil y que estuvo involucrado en la muerte de Abdón Calderón”, cuentan sus hijos. Sobrevivió de milagro, quizá gracias a su corpulencia física de deportista.

$!El pequeño gimnasio de pesas en Shell, iniciado por Gustavo Llerena a inicios de 1980 y a donde llegó Neisi en 2010, ahora promete nuevas glorias.

Por esos años, un empresario ambateño le dijo a Gustavo: “Si te quedas aquí te van a matar”. Así que ofreció enviarlo a Alemania. Gustavo tenía amplia experiencia en mecánica industrial y hablaba alemán, por su capacidad de autodidacta y trotamundos que requeriría una historia aparte.

El trabajo consistía en traer una máquina de ese país y armarla en Shell, provincia de Pastaza, para una maderera. Finalmente, terminó radicándose allí con su familia y abrió el primer gimnasio de levantamiento de pesas en la Amazonia, al que 28 años más tarde llegaría Neisi.

CIENCIA E INVERSIÓN

Había muchos mitos en nuestro país: se decía que levantar pesas antes de los 18 años detiene el crecimiento o que solo se podía entrenar dos veces a la semana...

Los pupilos de Gustavo Llerena en Pastaza casi no tenían rival en el país porque los entrenaba desde niños. Sin embargo, enseñó y practicó la halterofilia de una manera empírica y autodidacta.

Por otras casualidades, el pesista ruso Alexei Ignatov se casó con la gimnasta ecuatoriana Teresa Cevallos y vinieron a vivir al país a finales de 1980.

$!Neisi atravesó muchas adversidades, pero quienes la conocen dicen que, además,de cualidades físicas tiene disciplina y madurez que la han llevado hasta lo más alto.

Él buscaba entrenar un deportista de élite, pero en Quito y Guayaquil no encontró ninguno. Hasta que, en una competencia en 1991, descubrió a José Llerena, que en ese entonces tenía unos 20 años. “El ruso llegó con ciencia sobre el deporte, con regímenes estrictos de entrenamientos, como se hacía en su país. Él vino a revolucionar las pesas en el Ecuador”, dice José.

Los entrenamientos se trasladaron a la Federación de Pichincha. Allí también se prepararon las glorias ecuatorianas Alexandra Escobar, Seledina Nieve y el ruso ecuatoriano Boris Burov.

Para inicios de 2000, la halterofilia ya era uno de los de portes que más medallas daba al país, pero Alexei Ignatov dejó Ecuador por problemas con la dirigencia deportiva que limitaba su potencial. Los reclamos de los deportistas y entrenadores no son nuevos.

No obstante, Ignatov regresó al país 15 años después, por pedido de los Llerena para entrenar a Neisi. Obviamente, la Federación en un inicio se opuso a su contratación. En ese momento fue clave el respaldo del exministro del Deporte, Francisco Cevallos, quien también apoyó para equipar el gimnasio de Shell.

El entrenador ruso además, aunque de manera esporádica, preparó a Angie Palacios Dajomes (hermana de Neisi) y a Tamara Salazar, la carchense que nos trajo la medalla de plata de Tokio 2020.

Otro personaje clave fue Álvaro Alemán, exdeportista, entrenador y profesor de Literatura de la Universidad San Francisco de Quito. Los Llerena le hablaron de la futura promesa de las pesas y Alemán, cautivado, se encargó de gestionar recursos de amigos y colegas para algunos gastos: computadoras para que Neisi y sus hermanos aseguren sus estudios y, sobre todo, para comprar pasajes al exterior de los entrenadores, puesto que la Federación solo compraba los pasajes de Neisi.

$!Hace 11 años, los Llerena acogieron a Neisi en su casa. Don Gustavo, aunque ya no era el entrenador, siempre estuvo pendiente de su preparación física y educación.

Luego consiguió que la empresa Marathon Sports sea la auspiciante oficial de la deportista. “Una de las caras más feas del Ecuador es la inequidad, la segmentación social. Hay niños que nunca tendrán una oportunidad. Esto no se trata solo de aportar económicamente, sino de conocer al otro, ser como una familia”, refiere Alemán, instando a otros a apoyar el deporte.

Él prepara una biografía de Neisi que se publicará en septiembre. Ese libro también será la historia de don Gustavo y de la halterofilia en Ecuador.

CAMINO AL OLIMPO

Nada de esto habría ocurrido si Gustavo Llerena no llegaba al Ferrocarril de Durán hace más de 70 años y descubría la halterofilia. Y quizá Neisi nunca habría alzado una pesa si don Gustavo no se veía relacionado con el asesinato de Abdón Calderón Muñoz, situación que lo obligó a radicarse en Shell y montar ahí el ahora mítico gimnasio.

Hace 11 años, Neisi y su hermano Javier llegaron a ese gimnasio. Curiosos pero tímidos, observaron por la ventana durante un par de días sin atreverse a entrar, hasta que los invitaron a pasar. Apenas empezó su entrenamiento, el potencial de los dos era evidente. Dijeron que para continuar deberían pedir permiso a su madre.

$!70 años es lo que ha demorado el camino que inició don Gustavo Llerena para que NeisiDajomes se consagre con el primer oro olímpico de Ecuador en la halterofilia.

Cuando los hermanos Llerena fueron a visitar a la madre, Orfelia Dajomes, quedó claro que su situación era precaria. Quizá los jóvenes, sin apoyo, habrían dejado el gimnasio y los estudios. Don Gustavo y Elsa, ya mayores, los recibieron en su casa.

Ahora sus hijos eran los entrenadores y preparaban a las próximas glorias de este deporte. Prácticamente los acogieron como hijos o nietos adoptivos. Luego llegaron los hermanos menores de Neisi: Angie (quien también participó en estos Juegos Olímpicos y ganó un diploma por alcanzar el quinto lugar), y luego Jéssica y Germán, todavía niños, que se preparan para seguir sus pasos.

Lamentablemente, Javier falleció en 2018. Padecía de epilepsia y se ahogó en un río al que iban a nadar luego de los entrenamientos. Poco después, su madre murió de cáncer. Javier era como el padre de sus hermanos. Entonces, Neisi tuvo que cargar el peso de madre y padre. Todos coinciden en que Neisi no solo tiene las aptitudes físicas sino también madurez y disciplina, que hicieron que no pierda el rumbo ante las adversidades y se convierta en el pilar de sus hermanos.

$!Javier impulsó a Neisi a lahalterofilia. Javier falleció hace un par de años.

A don Gustavo, que levantó pesas hasta el final de su vida y es recordado en Shell como una figura angular en el desarrollo actual de este poblado, le faltaron años para ver a Neisi bañada en oro olímpico, medalla que, en parte, está dedicada a su trayectoria.

Falleció en 2017.Sin embargo, a esta historia le hace falta un personaje que invita a pensar en la coincidencia o el destino. Don Gustavo Llerena tuvo un hermano de nombre Walter José que lo acompañó en su juventud en Durán, provincia del Guayas, y en el inicio de las pesas.

Pero tiempo después, él viajó a Venezuela e hizo su vida allá. Debido a la crisis de ese país, regresó a Ecuador hace cinco años con toda su familia, entre ellos un nieto: Garniel Llerena, quien también se dedica a la halterofilia.

Inmediatamente Garniel y Neisi compaginaron, se hicieron novios y ahora viven juntos. Quizá ellos escriban una nueva historia, ahora que Ecuador demostró que puede ganar medallas olímpicas en este deporte.

$!El novio de Neisi es Garniel Llerena,sobrino nieto de don Gustavo.
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