Eran las "6.58 PM" del 16 de abril cuando un terremoto de magnitud 7,8 estremeció la costa norte de Ecuador y de inmediato, cientos de reporteros se activaron para contar la tragedia a toda prisa, una urgencia que varios de ellos han dejado a un lado para ofrecer en un libro un relato diferente de aquel drama.
Se trata de una visión muy íntima, más personal y más pausada del desastre que los medios de comunicación ofrecieron en medio del dolor de los primeros días, cuando el número de muertos (673, según las más recientes cifras oficiales) aumentaba por horas y la prioridad era recibir y canalizar ayuda para los afectados.
Bajo la coordinación de la organización no gubernamental Fundamedios, trece redactores y dos fotógrafos han plasmado en el libro "6:58 PM", con esa otra mirada, historias que no difundieron los medios de comunicación para los que trabajan.
El texto, en todo caso, complementa los relatos de los primeros días tras el suceso y las cifras sobre fallecidos, heridos, damnificados, toneladas de ayuda y muchos otros datos de interés difundidos en medio de la presión informativa.
Algunos de sus autores han escrito "relatos que no fueron comprados por los medios internacionales o locales" y que "se quedaron en la mente de los periodistas", quienes ahora han expresado de esta forma sus experiencias informativas y humanas en la cobertura de la noticia, dijo a Efe la corresponsal del diario español El País en Ecuador y coautora del libro, Soraya Constante.
Aunque no suele escribir historias en primera persona, esta vez -comenta- "si lo hice", y ha sido "como un desahogo de cosas que te pasan, pero que no puedes contar en el despacho periodístico".
Constante plasmó en su aportación para el libro lo que sintió y algunas de las vivencias que tuvo durante la cobertura inicial de la catástrofe en la zona afectada, una labor que se prolongó durante dos semanas sin que llegara alguien a darle el relevo.
Recuerda que allí "no había luz, no había nada" y en su relato reflexiona "sobre lo poco preparados" que fueron algunos reporteros a la cobertura, "con una sola muda de ropa", comenta.
La periodista rememora el impacto que le causó lo que vio y vivió en la 'zona cero' del temblor, que le pareció "el escenario de una guerra", donde "no había bombardeos, pero había réplicas" del sismo.
También cuenta que le impresionó la enorme extensión de la zona devastada y que sintió impotencia "por no poder reflejar en un despacho" periodístico el daño.
Como ecuatoriana -dice- también sintió preocupación por cómo se reconstruirá el área golpeada.
La idea de escribir el libro fue impulsada por Fundamedios a raíz de un encuentro al que la organización invitó a varios periodistas para que hablaran sobre la cobertura informativa del terremoto.
Según el director de esa entidad, César Ricaurte, el texto, junto con un documental que lleva el mismo título, será de gran valor histórico para las futuras generaciones y ambos materiales formarán parte de un rompecabezas que servirá para dejar testimonio de la tragedia.
Pero, para Constante, "6.58 PM" es también una suerte de homenaje a los habitantes de la provincia de Manabí, la más afectada por la catástrofe, "por su capacidad de resiliencia" tras el duro golpe, así como a los periodistas y a los medios de comunicación de esa zona, muchos de los cuales resultaron afectados.
Más allá del aspecto profesional, la corresponsal destaca una experiencia que vivieron muchos reporteros enviados a la zona del sismo: "Dejabas de ir a ser solo periodista y te involucrabas en otro tipo de cosas", como ayudar en rescates o tratar de colaborar en la solución de errores propios del caos de los primeros momentos.
La inquietud por el olvido informativo sobre la catástrofe de Ecuador es otro de los aspectos preocupantes, en opinión de Constante.
"A quienes hemos visto la magnitud del daño -comentó- nos preocupa que vuelva a ser noticia" porque, como sucede en muchas tragedias, el terremoto de Ecuador estuvo "apenas una semana y media en las portadas", pero "luego desapareció", subraya.