El informe Planeta Vivo-Océanos, de World Wildlife Fund (Asociación para la Defensa de la Naturaleza) concluye que especies esenciales para la seguridad alimentaria están sufriendo graves descensos y algunas están en riesgo del colapso. El informe muestra un descenso del 49 por ciento de las poblaciones marinas desde 1970. La caída de los peces comerciales es más dramática, la cantidad de atún en los océanos ha bajado en un 74 por ciento en los últimos 40 años. Esto podría ser devastador para la boyante industria pesquera ecuatoriana, que captura el 45 por ciento de la pesca anual de atún en el Pacífico Este y da trabajo a miles de personas.
El ecuatoriano Roberto Troya, desde Washington DC dirige las actividades de WWF para la región, y explica el informe.
¿Qué tanto pesa la sobrepesca en el declive de las especies marinas?
La pesca no sostenible se debe principalmente a sistemas de manejo pesquero pobres o inexistentes, en donde el control y el monitoreo son casi nulos. Eso, sumado a la sobrecapacidad pesquera (por ejemplo, muchos barcos con tecnología de punta persiguiendo cada vez menos peces), ocasiona el problema de la sobrepesca, que no es solamente un problema ambiental, sino también económico, ya que se afecta a industrias que generan miles de empleos y a comunidades que ven en la pesca su sustento. La pesca ilegal, no declarada y no reglamentada, también exacerba esta situación.
¿Qué hay que hacer para recuperar en los océanos a especies como el atún?
Actualmente, las pesquerías de atunes en el océano Pacífico Oriental, se manejan de una manera relativamente oportunista, en el marco de un sistema basado en los consensos de la Comisión Interamericana del Atún Tropical (CIAT, organismo regional de ordenación pesquera a cargo del manejo y conservación de los atunes y especies afines). Hay intereses en conflicto que a menudo conducen a la adopción de decisiones que priorizan los intereses económicos de corto plazo a expensas de la productividad y la sostenibilidad de largo plazo, lo que puede dar lugar a variaciones en los niveles de captura de atunes y, potencialmente, a sobrepesca y a un suministro inconsistente del producto a los mercados. La aplicación de políticas pesqueras guiadas por puntos de referencia y reglas de control de las capturas permitiría a los administradores actuar con rapidez y eficacia bajo un estándar preacordado para asegurar que las capturas no superen los límites aceptables y, por lo tanto, ayudaría a garantizar la sostenibilidad del recurso. El sistema bajo el cual se manejan las pesquerías atuneras en el océano Pacífico Oriental en la actualidad, está basado en vedas, en un cierre espacio temporal al oeste de las Galápagos (también llamado “el corralito”) y un registro regional de embarcaciones. Ese sistema no está siendo efectivo para hacer frente a los problemas de sobrepesca de ciertos stocks y sobre capacidad pesquera que existen en la región.
Roberto Troya, director regional de World Wildlife Fund
(WWF) para Latinoamérica y el Caribe.
Las primeras reacciones de la industria pesquera indican que el informe es exagerado y que no concuerda con los datos locales que muestran una “captura sostenida” de estas especies.
Desde nuestra óptica, una pesquería sostenible es aquella que puede mantenerse indefinidamente: sin reducir la capacidad de las especies objetivo para mantener su población en niveles saludables; sin tener un impacto negativo sobre otras especies del mismo ecosistema; manteniendo al sector productivo con ingresos razonables; y minimizando las capturas incidentales y el daño al medio ambiente. Lamentablemente, algunas pesquerías fallan en uno o en más de uno de estos temas.
¿Qué especies de atún requieren mayor control?
Los atunes son especies altamente migratorias y sus pesquerías se han desarrollado tremendamente en los últimos 50 años. Algunas especies de atún están sobrepescadas (por ejemplo, el atún aleta azul del Pacífico). Existen otras especies de atunes tropicales sobre las que hay mucha incertidumbre en relación con las evaluaciones que hacen los científicos para conocer su condición real, debido principalmente a los niveles actuales de mortalidad por pesca y al probable aumento del esfuerzo pesquero (por ejemplo, más barcos entrando a la pesquería). Las flotas atuneras industriales, en general, están sobredimensionadas, es decir, son más grandes que lo que verdaderamente se requeriría para producir el máximo beneficio económico de las pesquerías (lo cual torna ineficiente la actividad).
¿Cuál es la medida para argumentar que de hecho hay sobrepesca en un país en particular o en una región?
El agotamiento de los recursos pesqueros es una cuestión real, y lamentablemente es algo que, de mantenerse las tendencias actuales, sigue en su curso hacia una crisis... La pesca es el sustento para más de 200 millones de personas alrededor del mundo y según la FAO, el 30 por ciento de las pesquerías mundiales están sobreexplotadas. El trabajo de los científicos, que deben realizar las evaluaciones poblacionales de peces, son el soporte técnico que permite a los países conocer la condición de una cierta población. Los científicos deberían proponer a las autoridades y demás actores interesados, las medidas de manejo y conservación que garanticen la sostenibilidad de tal o cual pesquería.