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Lumbersexuales, del bosque a la ciudad

Están más cerca del leñador que salvó a Caperucita Roja que del prototipo del leñador contemporáneo, que usa casco y un set de modernas herramientas de protección. Esa antigua imagen del hombre salido del bosque con su camisa a cuadros, botas, barba y aire desaliñado ha regresado. Y quienes la adoptan han sido bautizados como lumbersexuales. Esta tendencia que ha cobrado fuerza en las principales ciudades del mundo puede calificarse como intento, según la opinión del escritor y periodista de la revista Times, Denver Nicks, de recuperar ciertos modelos de masculinidad, en una sociedad cuyos conceptos de género se han flexibilizado con el tiempo. Si ya casi no hay clubes solo para hombres, la figura masculina ya no está directamente asociada con el sostén del hogar, los hombres ya son libres de hacer yoga y llevar cartera, ¿qué queda para definirnos?, se cuestiona Nicks. Ante eso, explica que ser lumbersexual no es más que una “expresión saludable a esa crisis de identidad”.

Pese a que la tendencia lumbersexual parece haber saltado a las portadas de la revistas de moda en los últimos meses, el término ya tiene algunos años circulando por Internet. La página de inteligencia colectiva Urban Dictionary presenta significados del término de hace más de seis años. En una entrada de 2008 se explica que la estética conlleva un aire tosco inspirado en la vida a la intemperie, que además hace énfasis en la barba. En una definición editada este año se presentan los rasgos específicos de la tendencia: el uso de jeans, piezas de cuero, camisas con patrones de cuadros y barba tupida. Expertos en moda van más allá y mencionan que esta construcción del hombre desaliñado ya ha sido expuesta en el pasado por varias figuras internacionales como el escritor Jack Kerouac y celebridades como Bruce Springsteen y Kurt Cobain. Además de que el estilo ya ha sido usado en películas de Hollywood como “¿Donde están los Morgan?” (2009), protagonizada por Hugh Grant.

Pero que este aire desenfadado no los engañe. Estos hombres con apariencia de leñador no tienen ni un pelo de descuidados. Así lo sostiene la página Gear Junkie, una de las primeras en señalar la novedad de la tendencia lumbersexual. Aunque se alejan del estilo cosmopolita de los metrosexuales y pueden o no verse identificados con la naturaleza o las actividades al aire libre, según Tom Puzak, de la citada web, comparten una importante dedicación al cuidado personal (aunque no se note a primera vista) y están lejísimos del hacha o de otros trabajos manuales.

CAMISAS DE CUADROS

Los lumbersexuales y su apariencia son parte de una paradoja. Mientras estos hombres son clasificados por tener un look de leñador “estilo americano”, marcado por su camiseta de franela rojo con negro, estudios sobre esta clase de trabajadores indican que de hecho ellos no usan comúnmente esta prenda. En un artículo académico titulado “La camiseta de leñador: una tela y la creación de una tendencia”, la investigadora de modas Maria Mackinney-Valentin explica que el patrón de la tela roja y negra puede estar más ligado a la cultura escocesa que a los leñadores americanos. La experta cita el estudio del historiador James LeMonds, quien documentó la vida de los leñadores en la zona noroeste del Pacífico norteamericano y propone que el uso de esa tela entre ellos es un mito.

El verdadero origen de esta imagen tan presente en la moda actual y que ha moldeado las preferencias de un buen grupo de hombres estaría ligada a la publicidad. En su estudio, Mackinney-Valentin apunta que el nacimiento de esta apariencia está directamente relacionado con la mitología popular de Paul Bunyan, una leyenda francocanadiense sobre un leñador gigante que peleó contra los británicos. Esta historia se hizo popular en el siglo XIX y fue el referente que usó el publicista William Laughead para desarrollar la campaña de una empresa de madera (Te Red RiverLumber Company) donde por primera vez apareció la imagen del leñador con la camisa roja con negro. La autora recuerda que esta figura es identificada con libertad, naturaleza, trabajo duro, individualismo y masculinidad. Ahora más que nunca, la figura de Paul Bunyan resurge en la cultura contemporánea, pero para salir de los bosques e instalarse en las ciudades.

BARBAS TUPIDAS

La barba es otro de los importantes atributos de los lumbersexuales. Esta característica, además de reforzar la percepción de masculinidad, también puede ser considerada un atributo bien visto y preferido por el sexo opuesto. Según los hallazgos del estudio “El rol del vello facial en la percepción de las mujeres sobre el atractivo, la salud y las habilidades parentales de los hombres”, desarrollado el año pasado por una universidad australiana, los hombres con una barba de más de tres días son considerados más atractivos por las mujeres que aquellos que tienen una barba completamente crecida o están afeitados del todo.

El experimento para sostener esta teoría incluyó a 351 mujeres y fue desarrollado por dos académicos de la Universidad de Nueva Gales del Sur (Sídney). Entre sus conclusiones se indica que en general los hombres con barba son percibidos como confabules, con más coraje, más sinceros, generosos y laboriosos que sus pares sin vello facial. Aunque en ciertos casos también pueden ser vistos como agresivos.

El vello facial significó que éstos eran percibidos como más atractivos, con mejores habilidades parentales, más saludables y masculinas. La percepción de masculinidad fue aumentando progresivamente junto a la cantidad de barba de los sujetos presentados. También los hombres con la barba completamente formada fueron categorizados como mejores padres y más saludables que los que tenían poco vello facial o estaban totalmente afeitados.

TOQUES FINALES

La vestimenta y la barba se anticipan como los códigos recurrentes de esta tendencia. ¿Pero, qué otros rasgos se les puede atribuir a un lumbersexual? Consultado por la agencia AFP, el autor francés Geofrey Bruyere ha señalado que otros signos distintivos pueden ser los pantalones arremangados para dejar las pantorrillas al desnudo en verano, en invierno las parkas canadienses, las botas…

Pero el punto más importante es que todo parezca “con despreocupación y naturalidad”. En este sentido, la tendencia se contrapone a una popularizada años atrás y encarnada por personalidades como David Beckham: la metrosexualidad, la cual conllevaba un importante nivel de cuidado corporal expresando mediante detalles como depilarse las cejas, por ejemplo. El lumbersexual, insisten publicaciones especializadas en moda, pretende dejar claro que le interesa más irse a acampar que salir de compras a las tiendas de marca.

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