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Las Generalas de la Policía Nacional

lunes, 15 agosto 2016 - 07:31
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Por primera vez en los 78 años de la Policía Nacional, dos mujeres fueron ascendidas a generalas. Ellas corresponden a la primera promoción femenina que ingresó en 1983.

La vocación la lleva en la sangre. Su progenitor fue uno de los fundadores de los Pájaros Azules, conocidos por sus acrobacias motorizadas. Coincidentemente, cuando Ivonne Daza culminó el colegio, se abrió la primera escuela en la Policía Nacional para mujeres. Esto fue en 1983. Fue la mejor noticia que recibió la joven, pero la felicidad no duró mucho. Su padre le dijo: “Usted está loca, usted vive en el paraíso. Eso es un infierno”. Ella lo desarmó: “Entonces yo también quiero ir al infierno”.

Para recibir a las primeras mujeres, la institución capacitó durante tres años a los instructores que las prepararían. Aun así, Daza dice que ese tiempo transcurrió como si fueran 10. El mismo internado constituyó un golpe drástico. “Nos dieron un número a cada una. Dejé de ser Ivonne y pasé a ser la cadete número 63. Fue duro”. Es fácil pensar que la llegada de las jóvenes a un cuartel históricamente masculino, alteraría la conducta de los cadetes, pero Daza dice que no había espacio para esos asuntos. Al poco tiempo de graduarse pasó a formar parte del grupo Pájaros Azules, para seguir la tradición familiar. Recuerda burlonamente que el primer día se bautizó estrellando la moto contra una pared: “Las motos tenían modificado el acelerador y yo no sabía eso, ni pregunté. No sabía cómo pararla…”


Ivonne Daza (Quiteña, 51 años). Fue directora de
la Escuela de Mujeres de la Policía en Salinas.
Su vocación por la enseñanza la llevó a estudiar
Ciencias de la Educación en la ESPE.

Pasó dos años en el grupo de tránsito. “Era la sensación del momento ver a una mujer policía en moto”, dice su esposo Manolo Albuja. Daza trabajó en el desaparecido Instituto de la Niñez y la Familia (INFA) como investigadora. Allí ayudó a resolver casos de adopciones irregulares y encontró la vocación por los Derechos Humanos. Eso la llevó también a conocer la vida política de cerca: “Fui edecana de la esposa del presidente Sixto Durán Ballén”.
Con los cursos que tomaba fue especializándose y ascendiendo, hasta que llegó a la Brigada de Menores, lo que con el tiempo sería la Dirección Nacional de Policía Especializada para Niñas, Niños y Adolescentes (Dinapen).

Luego pasó a otros departamentos. Se desempeñó como asesora del Colegio Interamericano de Defensa, y hace un año se convirtió en la primera latinoamericana en formar parte de la junta directiva de la Asociación Internacional de Mujeres Policías.

          Aunque ya es un hito el ascenso de estas dos
          mujeres policías, en cuatro años más, estas generalas
          podrían llegar al máximo grado jerárquico.

Su trabajo en temas de niñez y familia la hicieron regresar a dirigir la Dinapen. Su misión es apoyar la erradicación del trabajo infantil.

Las puertas para seguir ascendiendo están abiertas. Daza estima que el camino que trazado junto a sus compañeras de la primera promoción, es una invitación para las mujeres policías que vienen detrás.

“SOLO SEIS DE LA PRIMERA PROMOCIÓN”

María Fernanda Tamayo creció fascinada con “Police Woman”, una serie televisiva estadounidense donde la protagonista servía como agente de investigación criminal. Las imágenes todavía eran en blanco y negro, pero eso bastó para que la niña se ilusionara con resolver los más variados y difíciles crímenes, tal como lo hacía la actriz Angie Dickinson.

Cuando Tamayo terminó la secundaria aún no había cupo para las mujeres en la Policía. Así que optó por estudiar Ingeniería en Sistemas en la Politécnica Nacional. Pero al poco tiempo, justo un 8 de septiembre, apareció en el periódico un anuncio: “Se abría la escuela de policía para mujeres. Lo recuerdo bien porque es la fecha de mi cumpleaños”. Entonces dejó su carrera en sistemas para empezar su trayectoria policial.


María Fernanda Tamayo (oriunda de Shell, Pastaza. 
51 años).  Se inclina por la Informática y el manejo
de Recursos Humanos. Esta última carrera la estudia
en una universidad a distancia.

Una vez adentro, la instrucción no fue tan divertida como pensó. “Fue muy estricto. Nunca nos trataron con delicadeza (como quizá supuso), pero eso hizo que todas nos comprometiéramos más”.

Ya graduada tuvo la oportunidad de formar parte de los nacientes puestos de ayuda inmediata que servían a los barrios. Fue designada a Chillogallo, en el sur de la Capital. “La gente estaba emocionada con las mujeres, porque había más afinidad y cercanía. Todavía recuerdo que un señor llamaba a las tres de la mañana al destacamento para decir que me espera con el desayuno”.

Con el tiempo vinieron los ascensos y la familia. Tamayo tiene cuatro hijos y su esposo es también policía, el coronel Fausto Salinas.

Tamayo dirigió hace poco la Escuela Superior de Policía General Alberto Enríquez Gallo, convirtiéndose en la primera mujer en dirigirla. Ahora está al mando la Dirección de Planificación de la Policía. El ascenso obviamente supone mayor compromiso y tiempo, pero eso no le impedirá terminar sus estudios de Ingeniería en Recursos Humanos que inició en la Universidad Tecnológica Equinoccial, a distancia.

Ella no se imagina en otro ámbito que el policial. Siente que ha cumplido su proyecto de vida y recuerda que en 1983, se presentaron 700 aspirantes para la primera promoción. “Ingresamos solo 32, de las cuales nos graduamos 26. Y de ese grupo quedamos seis en la institución”. Señala que las seis se presentaron para el ascenso a general, al que finalmente pasaron dos. “Todas teníamos el mérito de ascender pero hay una limitante de cupos y competimos hombres y mujeres”.

El ascenso no es casual, sino un proceso progresivo que inició la institución hace 33 años, cuando recibió a las primeras mujeres, dice Tamayo.

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