Los vecinos de Kiruna, Suecia, se despertaron asustados la madrugada del lunes 18 de mayo. El terremoto más intenso que han vivido hasta ahora, fue lo que los despertó . Con una magnitud 4,1 en la escala de Richter, la sacudida fue provocada por la actividad minera, y un nuevo aviso de que a Kiruna se la traga la tierra. Las enormes reservas de mineral de hierro que atesora el subsuelo de esta ciudad.
La ciudad nació a principios del siglo XX junto a Kiirunavaara, la montaña que contiene la mayor y más rica mina de hierro del mundo, fuente de riqueza de la zona y de todo el país, alrededor de la cual se ha desarrollado una urbe de unos 20.000 habitantes.
La empresa estatal LKAB gestiona desde entonces el yacimiento, del que se extraen 26 millones de toneladas anuales de mineral de hierro, una cifra que supone el 90% de todo el que se consume en la Unión Europea.
El hierro de Kiruna es el más puro del mundo, pero cada vez es más inaccesible y hay que perforar más adentro para poder seguir extrayéndolo. Los mineros han cavado túneles y galerías tan profundas que se ha generado una enorme grieta bajo el centro de la ciudad.
Un modelo de la ciudad de Kiruna en el Ártico sueco muestra la expansión prevista de la mina de mineral de hierro en las afueras de la ciudad. Foto: Reuters.
Para evitar el derrumbe de la población, Kiruna ha emprendido el traslado del centro de la ciudad unos tres kilómetros al este, alejándolo de la zona peligrosa. Es la solución que la empresa y el municipio han encontrado para poder mantener la actividad minera, de la cual dependen dos tercios de los residentes.
Según la ley, quien provoca el daño ambiental es quien tiene que pagar por él, así que LKAB es quien financia este traslado a gran escala. Hasta el momento, la empresa ha pagado alrededor de 1.000 millones de euros y tiene provisionados otros 1.000 millones más.
La zona afectada incluye 3.000 hogares y cerca de 450.000 metros cuadrados de locales comerciales e instalaciones públicas, entre ellos una escuela, un hospital, cinco hoteles y el Ayuntamiento. Se calcula que al menos 1.100 edificios deberán ser demolidos, pero se preservarán una veintena de construcciones históricas.
La construcción del Consistorio ha sido uno de los grandes hitos, y un proyecto arquitectónico independiente. El nuevo edificio se inauguró en agosto de 2018 y simbolizando de alguna forma la fundación de la nueva ciudad. La primera fase del centro urbano debería estar terminada durante el año que viene, con la previsión de completar el proyecto en 2035.
Sin embargo, los samis, indígenas de esta región lapona, fueron los principales damnificados del descubrimiento de esta fuente de riqueza oculta bajo la tierra que han habitado durante miles de años. Reclaman tener voz y voto en las decisiones que se tomen en sus territorios, así como participar de los beneficios generados por los recursos extraídos de sus tierras y compensaciones por los daños causados.