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La historia de la bailarina con alzheimer detrás del vídeo viral

martes, 17 noviembre 2020 - 03:49
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Vivió en Cuba, bailó en Nueva York, enseñó en Madrid y triunfó tras morir en una residencia de Alcoy, donde soñó con hacer un ballet con los ancianos
 
En Cuba la llamaban Rosamunda; en Madrid y Nueva York, Marta Cinta; pero en su documento de identidad español aparecía como Marta González Saldaña.
 
Hablamos de la anciana mujer que baila apasionadamente El lago de los cisnes desde su silla de ruedas.
 
El vídeo de esta mujer se ha hecho viral y ha despertado muchos comentarios por la ternura de la imagen.
 

 
Detrás de ese pequeño fragmento de vídeo hay una vida de película, publican medios españoles. Un traslado a la Cuba de Fulgencio Batista, la llegada a la cima de la danza neoyorquina, una escuela de ballet en Madrid y una historia de amor en la tercera edad. 
 
Al gual que la princesa Odette —reina de los cisnes en el libreto de Tchaikovski—, se transforma con la melodía y comienza a aletear sumergida en un trance que le devuelve a sus días de gloria.
 
Marta nació en Madrid a mediados de los años 20.
 
 
Su fecha exacta de nacimiento es un misterio, ya que ella nunca dijo su edad y se encargó personalmente de falsearla. “En el documento la fecha está falsificada. Tú le preguntabas y ella decía que tenía 40 años. En vez de cumplir, ella iba para atrás (risas)", explica Inmaculada Vilar, directora de la residencia Muro de Alcoy, donde Marta pasó sus últimos años de vida.
 
Lo que sí que decía era el lugar donde nació: Madrid. Aunque, nuevamente, su documento de identidad diga otra cosa y sitúe su venida al mundo a 7.400 kilómetros de la capital española, concretamente, en La Habana (Cuba). Aún así, toda la vida habló con acento cubano.
 
Se sabe, por sus propias historias contadas en la residencia, que siendo muy joven su familia se trasladó a la isla caribeña.
 
Su padre, Nicolás González, era ingeniero y fue contratado para construir líneas de ferrocarril allí. Su estancia en Cuba está documentada por un carné de la Dirección General de Deportes, dependiente del Ministerio de Educación de Cuba.
 
Este carné acredita el nombramiento de Marta como profesora de ballet en la isla.
 
Está fechado a 3 de mayo de 1968, es decir, después de la revolución cubana. Pero, si se fija detenidamente en la imagen, podrá ver que el año tiene encima una pegatina. Cabe pensar que Marta alteró esa fecha, por razones que se llevó a la tumba.
 
En su archivo personal constan varios diplomas que la sitúan en Nueva York en los años 1966 y 1978. Según un diploma de la Escuela Superior Nicolay Yavorsky de Nueva York que acredita a Marta como prima ballerina (título de excelencia dentro del ballet), en 1966 tenía 19 años.
 
Pero esa misma institución documenta que el 3 de junio de 1978, tenía 25 años.  Y un tercer diploma fechado tres días después, asegura que tiene 23. Su edad real siempre fue un misterio. 

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