Un hombre ecuatoriano identificado como Stefan Correa fue sentenciado a cadena perpetua en Estados Unidos luego de que la Corte Federal del estado de Florida lo halló culpable de haber perpetrado el delito de tráfico sexual y abuso de menores.
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El sujeto, que también tiene nacionalidad estadounidense, fue detenido en un aeropuerto el 19 de abril del año pasado, cuando se aprestaba a abordar un vuelo con destino a Colombia, país que visitó casi medio centenar de veces a lo largo de los últimos cinco años.
Tras su arresto en la ciudad costera de Miami, la Policía local examinó nueve celulares que llevaba consigo, en los que había 58 videos y más de cien fotografías de contenido sexual infantil.
Antes del operativo, medios colombianos revelaron chats de Correa en los que habría negociado con una traficante sexual para violar a una menor de "10 u 11 años" a cambio de 150 dólares y un Iphone XS.
Según fue descubierto mediante una investigación emprendida junto a las autoridades colombianas, dos mujeres radicadas en Medellín que conformaban el esquema de explotación sexual, condenadas ahora a más de 15 años de cárcel, buscaban y contactaban a menores de edad en situación de vulnerabilidad para convencerlos de entablar conversaciones con Correa, con el fin de participar en actos de naturaleza sexual a cambio de dinero u objetos.
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“Nos sentimos complacidos y orgullosos que esta haya sido la sentencia contra este sujeto. Seguimos comprometidos como Policía Nacional, en trabajo articulado con la Fiscalía General de la Nación, pero también el reconocimiento a la Agencia de los Estados Unidos, con quienes nos articulamos desde el primer momento”, dijo el jefe de Policía del valle de Aburrá, en Colombia, William Castaño.
"La pedofilia en el mundo ve una opción de viajar acá (Medellín) y tener relaciones sexuales", denuncia Jazmín Santa, miembro de la Mesa Intersectorial contra la Explotación Sexual de Niños y Niñas.
La organización independiente registró 714 victimas entre 2020 y 2022, basada en datos de la policía.
La edad de consentimiento en Colombia es de 14 años. A veces los agresores aprovechan la "delgada línea entre el consentimiento y el pago por un servicio sexual" con un menor, que es un delito, explica Santa.