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El timbre cambiario

lunes, 21 diciembre 2015 - 05:32
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El economista Alberto Dahik explica su idea para regular las importaciones, pero advierte que ha sido poco comprendida y que puede ser alterada “con consecuencias desastrosas”.

“La recesión del país es mucho más grave de lo que se cree, vamos a una crisis económica tipo Grecia y Puerto Rico”. Durante los últimos meses, en foros y entrevistas, el exvicepresidente Alberto Dahik Garzozi se ha empeñado en gritar que viene el lobo y la respuesta del Gobierno había sido: “defina lobo”. Pero algo cambió después del debate televisado que enfrentó al presidente Rafael Correa con Dahik, Marcelo Pozo y Ramiro Gonzáles. El Presidente dijo que le complace que Dahik haya dejado atrás su “fundamentalismo” y que concuerda con la idea de usar un “timbre cambiario” para regular las importaciones.

El “timbre cambiario” ha sido criticado por gremios y columnistas de distintos medios, pero Dahik dice en que su propuesta no ha sido comprendida. “La economía ecuatoriana tiene tal cantidad de distorsiones (aranceles, salvaguardias y cupos de importación) en estos momentos, que no puede caminar, se han destruido las relaciones de precios relativos. Si alguien ha hecho este diagnóstico y critica el timbre cambiario, me da pena por mi país”.

EXPLICACIÓN

Dahik toma un marcador, se acerca al pizarrón y explica: En economía lo que importan son los precios relativos (cuánto cuesta un producto en relación a otro producto). En el Ecuador casi nada está libre de impuestos de importación, lo que eleva los precios de todo. “Lo primero que tenemos que aceptar es que el Gobierno ha tenido una política ‘cuasi-cambiaria’, al imponer aranceles que han encarecido las importaciones. En un país dolarizado esto produce una distorsión, sube el precio de los bienes que se pueden importar y también de los productos nacionales que compiten con esos bienes importados”. Cuando se impone un arancel a los vasos importados, por ejemplo, el precio de los vasos nacionales también sube, simplemente, porque así funciona el mercado.

Luego vienen las salvaguardias que “van del 0 al infinito”, dice Dahik. Las salvaguardias son impuestos de entre el 5 y 45 por ciento sobre 2.800 productos importados, pero combinadas con los cupos máximos de importación, se convierten en un coctel letal para los consumidores. Los impuestos más severos se aplican a productos de tecnología, autos, electrodomésticos, bienes “de lujo” como licores y perfumes, maquinarias…

“Estas salvajadas han permitido que el Ecuador ensamble televisores. Cuesta más traer un televisor desarmado, ensamblarlo aquí y venderlo, pero eso es precisamente lo que estamos haciendo, equivale a quemar billetes”. Se benefician ciertas industrias, pero se perjudica a la gran masa de ecuatorianos. “El objetivo de un sistema económico es proteger a los consumidores que somos todos, nunca se puede proteger a un productor a costa de los consumidores”.

Pero los mayores perdedores han sido los exportadores, que no tienen capacidad de ajuste porque en estos años han tenido que comprar insumos importados más caros, pagar sueldos más altos, pero han seguido vendiendo a precios internacionales. Por eso la propuesta de Dahik es retirar las salvaguardias, cupos y prohibiciones de importar, y durante un año (más o menos) usar un sistema llamado “timbre cambiario”, que les cobra a los importadores un valor extra y les entrega ese dinero a los exportadores como una compensación temporal. Se le ha criticado a la propuesta que los grandes importadores se beneficiarían de este sistema en perjuicio de los pequeños, pero Dahik dice que eso es lo que pasa ahora con los cupos de importación.

¿QUÉ PODRÍA SALIR MAL?

“El Gobierno va a hacer algo de esto, el problema es que lo haga mal”, reconoce Dahik. Sería “una verdadera herejía” que se hagan cambios peligrosos al sistema: que se instaure un timbre cambiario sin fecha límite, que no se retiren completamente los aranceles, o que el Banco Central en lugar de entregar los recursos recaudados con el timbre directamente a los exportadores, les entregue bonos, lo que equivaldría a incautarles divisas. “Si el mecanismo no es parte de un programa completo, si genera cualquier dosis de desconfianza apartándose de la transparencia y claridad del modelo original, la cura será peor que la enfermedad”.

¿CÓMO FUNCIONA?

El ‘timbre cambiario’ es un programa temporal, idealmente de un año, para desmontar las salvaguardias e impuestos a las importaciones y compensar la pérdida de competitividad de los exportadores. No es una medida aislada sino parte de un programa que incluye una disminución en el gasto público y corte de subsidios.

1. Se eliminan todas las salvaguardias, los cupos y las prohibiciones de importar.

2. Se establece un solo arancel general "X" (podría ser del 15 al 18 por ciento) que también debe ser pagado por el sector público.

3. Para importar se requiere comprar “timbres cambiarios” por el monto que se desee, indistintamente del producto.

QUÉ NO HACER

  • El timbre cambiario mal utilizado puede convertirse en un sistema de incautación de divisas. La idea es entregarles a los exportadores un incentivo en dinero, no en papeles, ni en bonos.
     
  • El sistema no funciona si no se eliminan totalmente las salvaguardias, cupos y prohibiciones.
     
  • El sistema fracasa si las instituciones públicas se toman libertades y acaparan los “timbres cambiarios”.

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