El Gobierno de EE.UU. implementará pronto un nuevo sistema de alertas terroristas destinado a ofrecer mejor información sobre los riesgos de atentados dentro del país y mejorar la respuesta a ataques como el de la semana pasada en San Bernardino (California), donde murieron 14 personas y 12 resultaron heridas.
"Pronto anunciaremos un nuevo sistema que creo que refleja el ambiente actual y las realidades actuales", adelantó hoy el secretario de Seguridad Nacional (DHS), Jeh Jhonson, en un acto en Washington de la revista especializada de seguridad "Defense One".
"Estamos ante una nueva fase de terrorismo, ante una amenaza que implica no solo ataques directos lanzados desde el extranjero, sino terrorismo inspirado por grupos y perpetrado contra EE.UU. u otros países", añadió Jhonson, que destacó la necesidad de marcadores de riesgo intermedios en el nuevo sistema de seguridad.
En su intervención, el jefe de la seguridad interna de EE.UU. hizo un repaso de los últimos sistemas de alerta de terrorismo utilizados tras los ataques del 11 de septiembre de 2001 en el país norteamericano.
Desde 2001, para advertir de eventuales amenazas terroristas, EE.UU. ha utilizado el Sistema Nacional de Avisos sobre Terrorismo (NTAS, por su sigla en inglés), puesto en práctica por una de las predecesoras de Jhonson, Janet Napolitano, y que en su momento reemplazó al antiguo sistema de alarmas codificadas por colores.
El método actual ofrece al público un resumen conciso de la amenaza recibida por el Gobierno e informa sobre la región geográfica, medio de transporte o infraestructura amenazada, así como sobre las medidas que se están tomando para velar por la seguridad de los ciudadanos.
El anuncio de cambios de seguridad se produce después de que anoche el presidente Barack Obama apelara a los valores estadounidenses para combatir el terrorismo, en un inusual discurso desde el Despacho Oval de la Casa Blanca en el que defendió su plan para destruir al Estado Islámico (EI).
El mandatario calificó de "acto de terrorismo" la masacre cometida el pasado miércoles en San Bernardino por el estadounidense Syed Farook y su esposa, la paquistaní Tashfeen Malik, que irrumpieron en un centro de ayuda para discapacitados y abrieron fuego en una fiesta que se celebraba con motivo de la Navidad.
El Buró Federal de Investigaciones (FBI) investiga la radicalización de los autores del tiroteo, mientras que el grupo yihadista Estado Islámico ha asegurado que los atacantes eran dos de sus seguidores.
El ataque en San Bernardino y los atentados de París del pasado 13 de noviembre han hecho revivir a EE.UU. el fantasma de los atentados del 11 de septiembre de 2001, al generar una gran preocupación por la seguridad del país y por el poder del EI para reclutar a ciudadanos occidentales, que pueden cometer atentados contra su país de origen.