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La condesa que mató a 600 vírgenes para beber su sangre

miércoles, 23 octubre 2019 - 01:56
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Aunque en la leyenda Drácula es un hombre, en la vida real la persona que ha tenido una conducta más cercana a un vampiro ha sido una mujer.
 
Se llamaba Elizabeth Bathory. Nació en el año 1560 en Transilvania, en una familia perteneciente a la aristocracia húngara. 
 
Bathory era familiar de Vlad Tepes, más conocido como Vlad el Empalador, el cruel y sanguinario gobernante húngaro que castigaba a sus enemigos torturándolos hasta la muerte.
 
Historiadores consideran que sirvió de inspiración a Bram Stoker apara crear el personaje del Conde Drácula.
 
Elizabeth Bathory nació 130 años después, pero a diferencia de Tepes, bebía sangre de verdad, era una especie de vampiresa viviente, explica el historiador Clive Leatherdale, según publica Diario El Mundo
 
Esta es una de las historias que recoge en su libro Historia de Drácula, que acaba de ser presentado en España.
 
"Fue la practicante del vampirismo en vida más célebre y autentificada de la que hay constancia", indica el especialista. 
 
El Libro Guinness indica que la condesa tiene 610 víctimas confirmadas. Las sacrificadas eran vírgenes que acababan siendo torturadas y sacrificadas para proporcionar sangre fresca a la mujer, que creía que el este fluido tenía propiedades rejuvenecedoras. 
 
Se casó a los 15 años con Ferenc Nasady. Pero éste se pasaba el día inmerso en guerras y alejado del domicilio conyugal. Y la condesa Bathory empezó a aplicar algunos castigos ejemplares, de aquellos que se estilaban en la época, a aquellos sirvientes que no cumplían sus obligaciones. A una criada que había robado una moneda, la obligó a tener esa moneda al rojo vivo presionada en la mano. 
 
Después de la muerte de su marido en 1604, y tras expulsar del castillo en el que vivía a la familia de éste, se entregó al sadismo y empezó a aplicar de manera rutinaria a sus criadas castigos brutales: humillaciones salvajes, mutilaciones y la muerte. A una criada hizo que la cosieran la boca. A otra,la hizo sentarse durante horas sobre una parrilla al rojo vivo, a varias les cortó los dedos.
 
Un día le propinó una bofetada a una criada y ella sangró, cayendo unas gotas del fluido rojo en la mano de la condesa. A Bathory le dio la impresión de que la zona de la piel en la que le había caído sangre de la doncella se mostraba más joven y tersa. Así que ordenó que la degollaran y llenaran con su sangre una bañera.
 
A partir de ahí, los baños de sangre se convirtieron en una rutina. 
 
Los cadáveres fueron tantos que el rey Mathías II de Hungría ordenó una investigación. Elizabeth Bathory fue juzgada en 1611 y condenada de forma perpetua a l castillo de Esei, donde fue emparedada dejando abierta sólo una diminuta rendija a través de la cual le pasaban agua y comida. Murió en 1614.

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