La Conferencia Episcopal Ecuatoriana manifestó su postura por
“las recientes expresiones de autorizados representantes gubernamentales" luego de la opinión de representates de la iglesia católica en materia política.
Para el arzobispo de Guayaquil,
monseñor Antonio Arregui, la ofensa personal es algo que llega, pero que siempre encuentra una actitud de comprensión y disculpa, y dijo que por su parte la hubo desde el primer momento. “Pero no es ese el problema, se debe reconocer a la iglesia, como a todo ciudadano, la libertad de expresar sus puntos de vista en orden o la promoción del bien común, eso no es entrar en política partidista, no es entrar en la lucha por el poder”, señaló durante una entrevista en Contacto Directo.
El monseñor insistió en que
“la libertad es un atributo tan radical en el ser humano que difícilmente puede ser cuestionada o negada, lo que sucede es que muchas veces esa libertad resulta incómoda para determinado grupo de intereses o grupos políticos y se trata de silenciarla”.
Según el arzobispo, todo tiene un impacto político, tanto el hablar como el no hablar.
“El silencio muchas veces puede ser una suerte de indiferencia o hasta una complicidad, y a la iglesia se le ha acusado en ocasiones de haberse callado ante circunstancias que exigían una presencia activa. Nosotros tratamos de hablar cuando buscamos una luz para el bien común, no con ánimo de molestar a nadie aunque a veces se molesten”.
Sobre las expresiones vertidas por los obispos,
recordó que es a la autoridad eclesiástica a que le corresponde la calificación de lo que hace o no un obispo o un sacerdote, y si dicha acción incide o no en la lucha política y con qué intención lo hace.