Cuando Eman Sulaeman le rogó a sus padres que lo dejaran jugar fútbol, la pareja temió que su hijo, nacido sin pies y con solo una pierna completa, fuera víctima de burlas. Pero dos décadas después, el indonesio de 30 años alcanzó la fama con su habilidad como portero. Un informe de la agencia de noticias AFP.