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Gustavo Alfaro, el maestro de 'la Tri' que en menos de 2 meses encendió una luz de esperanza

lunes, 1 febrero 2021 - 07:13
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Menos de dos meses de trabajo le alcanzaron al DT argentino para encender la ilusión de Ecuador de estar en el Mundial Catar 2022. ¿Pero quién es el hombre providencial más querido del país? 
 
El entrenador de 58 años atraviesa su primera experiencia como seleccionador y elige la mesura como filosofía de vida: “Entiendo que cuando uno dirige la selección nacional, es el más escuchado después del presidente de la nación pero eso no quiere decir que uno tenga relevancia. Lo que sí creo es que con el esfuerzo de un montón de gente nosotros pudimos construir una ilusión y ahora tenemos que tratar de darle sustento. Honestamente, siento la calidez y el reconocimiento de la gente, pero no creo para nada merecerlo. No estoy acá para dirigir sino para clasificar Ecuador al mundial en Catar.
 
De ingeniero químico a seleccionador
 
“Está bien tener sueños, pero no se detengan, salgan a atraparlos.”
 
Gustavo Alfaro tiene 58 años y 29 años de trayectoria profesional entre jugador y técnico. El Rafaelino aceptó el desafío de dirigir la Tri en agosto y dos meses después logró 3 victorias en cuatro partidos en la eliminatorias para el Mundial 2022.

Alfaro tuvo una corta carrera como mediocampista en Atlético de Rafaela, de 1988 a 1992. Allí comenzó a dirigir algunos meses después de su retiro. Desde entonces, trabajó en su país, salvo un breve paso por el fútbol saudí. Además, asistió a los últimos cuatro Mundiales como analista para una cadena de televisión “Para mí cubrir un Mundial no sólo era mirar partidos, podía hablar de fútbol, analizar conductas, examinar perfiles de jugadores y técnicos”.
 
Para el argentino el fútbol siempre fue una pasión. “Además de jugar, me crié en Atlético Rafaela y empecé a estudiar ingeniería química oyendo la radio y haciendo las tablas de posiciones. Le prometí a mi padre que jugaría un tiempo y luego retomaría los estudios pero el fútbol ganó y decidí buscar como entrenador lo que había soñado como jugador. Algo que siempre le digo a mis hijas y a mis futbolistas: está bien tener sueños, pero no se detengan, salgan a atraparlos”.
 
El sello de Boca Junior
 
“La realidad a veces te rompe la boca”
 
A Gustavo le ha costado tener reconocimiento. “Llegar a una selección fue un proceso de maduración, pero sé que estoy acá por el post Boca. Dirigir ese equipo no fue fácil, es como ser el técnico de una selección diaria. Pero no olvido todo lo anterior y lo valoro mucho, a los 34 era Dt en Segunda y pensaba que el próximo paso era Primera, pero un año después dirigía en Tercera. ¡La realidad a veces te rompe la boca y te pone en tu lugar!
 
Hoy disfruto estar con la Tri. Hay una camada muy buena de juveniles. La selección puede recuperar ese lugar que ocupó seis años atrás, pero también pensar en una etapa de crecimiento a 10 años”.
 
Convencido y exigente
 
“Tenemos que aportar desde el lugar que nos toque”
 
 
Para Gustavo Alfaro el fracaso en el fútbol no existe. “Fracasar es traicionar las convicciones que uno tiene. Uno puede sentirse frustrado pero en el fútbol no todo depende de una sola persona, es un esfuerzo voluntario de mucha gente que suma detrás de un objetivo. Yo soy optimista por naturaleza y cuando tuve el primer contacto con los jugadores, ellos me lo hicieron muy fácil porque compraron rápidamente la ilusión de lo que queríamos hacer. Soy exigente porque el que se estanca, no para, retrocede y en definitiva el que no quiere avanzar termina siendo mediocre. Soy una persona tolerante que entiende que mi verdad es nada más que mi verdad. He escuchado a muchos entrenadores a lo largo del mundo que dicen "yo muero con la mía" y yo digo cuando uno muere... un metro ochenta y te tiran la tierra arriba... y vivir es cambiar... lo importante es conectarse con la necesidad de saber que todos somos necesario pero al final eres prescindible y que tenemos que aportar desde el lugar que nos toque”. 
 
Hombre de Rafaela
 
“Los valores se transfieren desde la familia”
 
Gustavo es de Rafaela, de la provincia de Santa Fe, una ciudad de 100 mil habitantes. “Soy un producto genuino de la ciudad, donde hubo una inmigración muy grande de Italia, España, Alemania y Suiza. Rafaela es lo interior de lo interior, y el 28 de febrero de 1971, organizó las 300 millas de Indianápolis, fue la primera vez que Indianápolis salió de Indianápolis a correr fuera del mundo. Rafaela fue un icono en ese aspecto convirtiéndose en una ciudad más tuerca que futbolística. Crecí en la cultura del trabajo en una familia de clase media que le dio valor a la educación. Mi padre siempre me decía que el único lugar donde iba a encontrar el éxito era en el diccionario... Era estudiante de ingeniería química y cuando me faltaban 10 materias para graduarme decidí dedicarme al fútbol generando una controversia en mi familia. En ese mismo momento me di cuenta que era un verdadero ignorante que no sabía de historia, filosofía, arte... Me sumergí en los libros como si fuera una obsesión y de pronto entrenaba descubriendo el arte, la literatura, el teatro, y la ópera. 
El día en que me retire de esta profesión volveré a Rafaela, mi lugar en el mundo. Llevo casi 29 años de vida profesional, mi contribución por tratar de mejorar las condiciones de trabajo que yo tenía, dignificar la función del entrenador”.
 
Hablando de Maradona
 
“Me invitó a su cumpleaños en el Mundial de Alemania”.
 
Entrevistar al argentino de Rafaela sin tocar el tema de Maradona hubiera sido un error. ¿Gustavo, cuál es su concepto del Pelusa? Los grandes jugadores no son aquellos que marcan la diferencia por su talento sino que mejoran el entorno. Yo digo que Maradona tenía la capacidad de brillar y hacer brillar a los que estaban a su alrededor. Fue una persona con un corazón enorme y dio a manos llenas a mucha gente. 
 
Con él tengo un millón de anécdotas desde la primera vez que hablé con él en el año 2005, cuando él estaba como manager de Boca y yo estaba dirigiendo San Lorenzo. Desde ahí hicimos una relación muy linda. Me invitó a su cumpleaños cuando me tocó estar en el Mundial de Alemania, me mandó mensajes cuando jugamos la final de la Copa Sudamericana, en el último proceso de Boca me mandó un audio hermoso transmitiendo lo que sentía por Boca, lo que era la historia, lo que significaba vestir esa camiseta, lo que era caminar el túnel, lo que era pisar la cancha, son circunstancias maravillosas... conmigo fue así de "chiquitito".
 
Apasionado por la ópera
 
“Apreciar la música es escucharla en vivo”
 
“Soy un hombre común y corriente, como cualquiera que camina por la calle y que tiene el privilegio de estar en un lugar donde quisiera estar mucha gente. Siempre busco el equilibrio. Extraño mucho jugar golf porque me ayuda a tomar decisiones, a relajarme y tener un contacto supremo con la naturaleza. La pandemia me sacó del cine, del teatro, de la ópera, un montón de cosas que para mí eran, como esa retroalimentación al alma. De la ópera me gustan los clásicos, que son los que marcaron los cambios entre lo barroco y lo religioso hacia la época del romanticismo cuando se empezó a contar historias. Antes para escuchar música, había que escucharla en vivo disfrutando de la escenografía, del arte, de la actuación, de la música, de un montón de circunstancias que representan los clásicos románticos desde 1800 hasta 1900...”
 
El sacrificio del fútbol
 
“El fútbol me quitó la posibilidad de despedirme de mi padre”
 
“Cuando llegué al bautizo de mi hija menor ya se había ido el cura... por eso ver que mis hijas son profesionales y que ya tienen sus alas, me hace feliz. Con ellas los momentos de dolor, de lucidez, de alegría siempre fueron muy fugaces. Paso lo mismo cuando falleció mi padre. Mi esposa y mis dos hijas me esperaban para ir a Rafaela y no pude ir por dirigir un partido que perdí sobre la hora. No pude estar para enterrar a mi padre, el fútbol me quitó esto. Ojalá tenga el cemento del mundo para poder construirles un monumento enorme a mi esposa e hijas porque sacrificaron sus sueños personales para que yo haga el mío. Mi esposa se casó con un estudiante de ingeniería química, no con un técnico. Llevamos 30 años de casados más 5 de novios y como dice Joan Manuel Serrat: la felicidad es como el agua, uno espera que sea caudalosa y abundante como el cauce de un río pero con el tiempo descubre que son apenas pequeñas gotas de lluvia... y yo digo bueno, son esas pequeñas gotas de lluvia que hoy tengo y las quiero disfrutar porque sé que el día de mañana puede venir una sequía o una tormenta.
 
¿A quién le dedica sus victorias?
 
“Siempre a la memoria de mi padre y de mi hermana”.
 
“Disfruto las victorias y los procesos con mi familia y siempre a la memoria de mi padre y de mi hermana. Soy el hijo menor de cuatro hermanos y siempre fui el malcriado de la familia y sé que todas las cosas que soy se la debo a mi familia. Soy una persona creyente y si bien los restos de mi padre y mi hermana están en el cementerio, ellos siguen conmigo y en definitiva son mi luz y mi norte.
 
Gustavo Alfaro pasó Navidad y Año Nuevo en Estados Unidos con su esposa, hijas y yernos. "En febrero iré a Argentina una semana para el cumpleaños de mi hija mayor y me daré una escapadita para ver a mis hermanos en Rafaela… y luego volveré a Ecuador para estar otra vez al pie del cañón y preparar la siguiente fecha de eliminatorias ante Venezuela”.
 

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