Otra punta del "Glasnot criollo"
Por el mismo delito de asociación ilícita, junto con el tío de Jorge Glas se encuentra encausado quien presidió la Comisión de Licitaciones de la Secretaría del Agua (Senagua), Carlos Alberto Villamarín. A él se le acusa de “Favorecer a Odebrecht cambiando las bases de los concursos (...) siendo funcionario público habría recibido pagos para beneficiar a la empresa para que pueda obtener contratos”.
Villamarín, quien actuaba como subsecretario técnico de Recursos Hídricos, presidió el grupo de expertos que diseñó las bases para la contratación del trasvase Daule-Vinces. Cinco empresas participaron en el concurso. La ganadora fue la rma brasileña Odebrecht; datos de la Fiscalía apuntan a que recibió más de $ 200 mil por favorecer este contrato.
El proceso empezó en 2012, cuando la Secretaría del Agua estaba dirigida por Walter Solís Valarezo, gura que entre enero de 2007 y septiembre de 2016 ocupó varios cargos de importancia en el correísmo. En las bases del concurso se destaca que quien pidió el crédito para el trasvase y para la central Manduriacu fue el entonces ministro de Sectores Estratégicos.
Además del trasvase, los documentos de otros proyectos ejecutados por Odebrecht en el país constan en la investigación scal: Refinería del Pacífico, Manduriacu, poliducto Pascuales-Cuenca; y, Acueducto La Esperanza.
Obras fundamentales, cuya ejecución era el proyecto de bandera del Ministerio de Sectores Estratégicos, que en un principio fue dirigido por Glas.
Jorge Glas viene clamando su inocencia, y ha pedido comparecer a la Fiscalía para demostrar que tiene manos limpias, mente lúcida y corazón ardiente. Su comparecencia estuvo prevista para el segundo lunes de junio: se postergó. También pidió ser llamado por la Asamblea.
En medio de la Guerra Fría, el oficialismo se rasga las vestiduras casa adentro. La Unión Soviética, en 1986, abrió las puertas a la transparencia y la apertura, la era del Glasnost, su traducción en ruso. A la postre permitió conocer los abusos del poder y los excesos de los funcionarios encumbrados en el Kremlin. ¿Hasta dónde llegará el Glasnost criollo?