Henry Kronfle, cuyo apellido es de origen sirio, incursionó en política tras haber hecho una amplia carrera como empresario y dirigente gremial. Entre 2008 y 2014 presidió no solo la Cámara de Industrias de Guayaquil, también lo hizo en la Federación Nacional de Cámaras de Industrias y en la Asociación de Industriales Latinoamericanos que tiene su sede en Costa Rica.
En su etapa dirigencial y junto a la Arquidiócesis de Guayaquil, fue uno de los gestores del primer banco de alimentos Diakonia que se creó para ayudar a reducir el hambre en Guayaquil y sus zonas de influencia. En 2010 promovió la creación de la versión latinoamericana del World Business Forum, un evento que anualmente reúne a los empresarios del mundo. Y fundó el Latin American Industrial Association cuya base está en Miami.
La actividad gremial le dio visibilidad pública. Eso influyó para que, el entonces alcalde Jaime Nebot lo tiente para una candidatura a la Asamblea. Kronfle contó que el líder socialcristiano debió insistir durante seis meses hasta obtener su aprobación. Él de su lado gestionó el consenso de su familia, está casado con la mexicana Ana Laura Villaseñor y es padre de Henry, Emiliano y Juan Pablo.
El expresidente de la Asamblea Nacional y ahora candidato presidencial por el Partido Social Cristiano (PSC) nació en Guayaquil el 21 de mayo de 1972. Hijo de diplomático, vivió en Brasil, Argentina y México. Kronfle es ingeniero mecánico por la Universidad de Miami. La presidencia de la República le ha tentado desde 2021 cuando fue uno de cuatro precandidatos en las internas del PSC.
La percepción generalizada es que electoralmente el PSC se ha desgastado en los años recientes. En la última elección seccional perdió la alcaldía de Guayaquil, cuyo control lo habían ejercido durante tres décadas. De la “aplanadora” de fines de los noventa, poco queda. Algunas de sus figuras o han fallecido, o se han desvinculado o, incluso hay quienes están tras las rejas.
Pero Kronfle es optimista: “Cuando usted hace un estudio de cuál es el número más reconocido de los partidos políticos en el Ecuador, definitivamente todo el mundo conoce el número seis. Es el partido más reconocido por su número y por sus colores, el amarillo, el rojo. Al partido a nivel nacional lo vienen matando muchos periodistas de hace mucho tiempo atrás. No es nuevo que digan que ya el partido ha desaparecido. Inclusive unos auguraban que íbamos a sacar ni cinco asambleístas en la elección pasada y terminamos con más de 20. Está más fuerte que nunca”, dijo a Vistazo.
Con esa convicción, cuenta que no se considera ni de izquierda ni de derecha y que quiere ser presidente “porque amo este país y veo que cada día se profundizan más los problemas que son graves y urgentes, sobre todo los que tienen la población en general y la gente más pobre”.
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Preguntado por cuáles considera los mayores problemas actuales, respondió que: “el primer problema del Ecuador es el miedo, visto desde varias aristas. Miedo a no encontrar empleo; miedo a perder el empleo que ahora se ha hecho mucho más alto porque las empresas están sacando gente porque no hay luz y no se puede producir. Miedo a salir a la calle y que lo maten, que lo roben, que lo violen, que lo secuestren o que lo vacunen. Miedo a ir a sacar una cita en la Seguridad Social y que no se la den. Miedo a que no lo atiendan en un hospital público. Miedo a que vaya a una escuela su hijo y no tenga profesor o lo maten mientras camina. La familia ecuatoriana tiene miedo y la política pública tiene que resolver ese problema”.
Para resolverlo cree que es necesario “poner dinero en el bolsillo, bajando los impuestos”. Propone una disminución del impuesto al valor agregado en productos de aseo personal como champú, jabón, pasta de dientes, papel higiénico o toallas sanitarias."¡Por Dios, es un 15 por ciento que se le está cobrando a la gente en cosas que son de primera necesidad!", exclamó. A la medida le agregaría los insumos médicos y los repuestos para el transporte público y para los pescadores artesanales.
En la otra orilla, para incrementar los ingresos presupuestarios, apuesta por el incremento de las producciones petrolera y minera, así como por atraer la inversión extranjera.
Respecto al cierre del ITT ordenado por voluntad popular, Kronfle cree que eso se dio porque al pueblo le preguntaron mal, “le preguntaron engañosamente”, afirma.
Sobre la inversión extranjera, cree que “las reglas del juego tienen que cambiar para atraer la inversión y se tiene que empezar por la confianza, y la confianza la da la paz social. Que no estemos en una guerra. Primero la seguridad, la certeza jurídica y la integración comercial. luego, por supuesto, los incentivos que se necesiten”.
La Constitución de 2008 creó un organismo super poderoso que es el encargado de nombrar a todas las autoridades de control del Estado. Respecto de esta entidad, cuestionada por diversos sectores de la sociedad, el candidato socialcristiano es tajante: “El Consejo de Participación Ciudadana y Control Social, para mí tiene que desaparecer. Se lo digo con absoluta franqueza”.
En cuanto al arbitraje internacional y al trabajo por horas, temas que fueron consultados a la población y que no recibieron aprobación, piensa que ambos temas fueron mal explicados, aunque, “no me quiero meter en eso ahorita porque ya el pueblo dijo no al trabajo por hora y no al arbitraje internacional”.
Henry Kronfle considera que una de sus fortalezas es haber tenido experiencia relevante en los dos sectores, el público y el privado. Y preguntado sobre el porqué no buscó esos mismos valores a la hora de escoger a su binomio, a quien la carta fundamental le da como función básica la de eventualmente reemplazar al presidente, respondió que su compañera de fórmula, Dallyana Passailaigue:
Añadió que a su vicepresidenta, a quién ha conocido de cerca en varios años de trabajo legislativo, le va a encargar extrapolar a nivel nacional algunos proyectos en los que ella ya ha incursionado en su provincia.
“Uno el programa “Amiga no estás sola”, que se hizo aquí en Guayaquil y referente a cómo resarcir el daño a una víctima de violencia de género. Dos, “La pancita llena” que tiene que ver con la desnutrición infantil crónica, que no haya un niño que se vaya a acostar con el estómago vacío. Tercer encargo, la educación superior, todo lo que maneja la Senescyt. Y cuarto, el cuidado ambiental. Sobre todo en las restricciones del plástico de un solo uso y en las fuentes hídricas”.
En cuestiones macroeconómicas, Kronfle prioriza un cambio en la estructura del Presupuesto General del Estado. “Que sea un mecanismo de desarrollo y no un registro contable de ingresos y egresos”, afirma.
Mostró su preocupación por que en los últimos años, el presupuesto se ha equilibrado adquiriendo deuda pública cuyo pago de capital se avecina en los siguientes años.
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Pero tiene su plan: “Primero, no conozco un banquero internacional que se muera porque yo le diga mañana, no te puedo pagar ahora, te voy a pagar después de un año. Pero sí conozco que por hacerle ese pago a ese banquero internacional, mueren mil personas por falta de diálisis o de medicinas de oncología. Entonces, primero voy a cubrir la deuda social. Si no me alcanza la plata, voy a los organismos afuera y les digo señores, este es el plan que tengo: La plata no va a ir para salarios, la plata no va a ir para corruptelas, ni para sobreprecios, ni para publicidad del gobierno. La plata va a ir para lo social, salud, educación, seguridad e infraestructura”.