Los Panama Papers ofrecen algunos ejemplos sorprendentes sobre fortunas generadas en “paraísos políticos” que terminan en paraísos fiscales.
El deseo de Adolf Hitler de confiscar dineros judíos depositados en bancos suizos creó el primer paraíso fiscal en 1934. Para defender la industria bancaria, Suiza estableció un sistema perfecto de sigilo. Las cuentas en ese país no tienen ni nombres ni apellidos, sino números y los funcionarios que las manejan si revelan los secretos se enfrentan a condenas penales. El justo deseo de protección de propiedades contra regímenes confiscatorios, conlleva desafortunadamente un peligro: que el secreto también encubra a la corrupción. Ramfis Trujillo, el hijo del dictador dominicano Leonidas Trujillo, olvidó los números de sus cuentas y dejó en arcas suizas para la eternidad dineros que el dictador esquilmó a los dominicanos. Precisamente, por ese lado oscuro el sigilo suizo comenzó a cuartearse. Tras la aprobación de la Ley de Cumplimiento Tributario de Cuentas Extranjeras (FATCA, por sus siglas en inglés), los banqueros suizos corren el riesgo de ser enjuiciados en Estados Unidos, si no colaboran con sus autoridades para determinar la evasión de algunos norteamericanos. FATCA fue la consecuencia de las acciones contra el banco suizo UBS, que habría ayudado a más de 50 mil cuentacorrentistas a evadir 1.200 millones de dólares y también el hecho de que el dinero que nutrió a los terroristas de Al Qaeda, responsables del atentado a las Torres Gemelas, provino de cuentas en bancos suizos. Aun así, el 25 por ciento de los dineros offshore del mundo están en Suiza. Lo restante se distribuye en otros paraísos fiscales. La difusión de los llamados Panama Papers, una filtración de documentos de un estudio jurídico en Panamá, por el Consorcio Internacional de Periodistas ha puesto otra vez en el ojo de la tormenta a la industria. Los Panama Papers ofrecen algunos ejemplos sorprendentes sobre fortunas generadas en “paraísos políticos” que terminan en paraísos fiscales.
Allegados muy cercanos al presidente Vladimir Putin crearon sociedades con cuentas por más de 2.000 millones de dólares, justo a raíz de las Olimpiadas de Invierno, que resultaron ser de lejos las más caras en la historia olímpica. Otro caso es el de las cuentas de familiares de ocho miembros actuales o exmiembros del buró político chino. Los PanamaPaperstambién dejan al descubierto que algunas personalidades como el premio Nobel Mario Vargas Llosa, el cineasta Pedro Almodóvar y el futbolista Leonel Messi rehúyen el pago de impuestos.
Los PanamaPapershan revelado que “hay dos clases de personas en el capitalismo globalizado, las que se rigen por las reglas del juego, es decir el común de los ciudadanos, y los que funcionan sin otra regla de juego que no sea la de su máximo beneficio, es decir, una aristocracia de la riqueza que suele coincidir en buena medida con la del poder” (El País). La evasión tributaria va de la mano con la desigualdad. Le cuesta al mundo unos 330 mil millones de dólares anualmente, según el libro “Paraísos fiscales” del profesor Gabriel Zucman de la Universidad de Berkeley.
¿Hay alternativa contra el sigilo delictivo? Al parecer la tecnología la ha encontrado. El esfuerzo mancomunado de periodistas ha logrado con la difusión un sacudón especialmente en países democráticos. En Islandia, su Primer Ministro fue obligado a renunciar y en Gran Bretaña, el premier David Cameron tuvo que hacer pública su fortuna. En cambio, en Rusia la información fue tratada como una conspiración internacional o ‘Putinofobia’ y en China se bloqueó la difusión. Como decía Winston Churchill: “Nadie pretende que la democracia sea perfecta. Se dice que es la peor forma de Gobierno excepto por todas las demás”.