El presidente electo Daniel Noboa ha dicho que en los primeros meses de su mandato convocará a una consulta popular para realizar reformas políticas y judiciales, alguna de las cuales serían constitucionales. La Constitución de Montecristi lleva ya cuatro reformas y su andamiaje tiene tantos defectos, que bien valdría que Noboa en lugar de la consulta haga un referendo, apoyando la tesis de algunos juristas que creen que, para garantía de la democracia, lo ideal sería regresar a la Constitución de 1998. Dicha Constitución fue producto de un trabajo hecho por ecuatorianos para ecuatorianos, a diferencia de la Constitución de Montecristi, que fue moldeada por asesores españoles del partido Unidas Podemos, quienes hicieron las ominosas constituciones de Venezuela y Bolivia, para entronizar el Socialismo del Siglo XXI, que no es democrático.
Al poner en vigencia la Constitución de 1998, desaparecería el nefasto Consejo de Participación Ciudadana, se tendría un equilibrio real de poderes, como en las democracias republicanas y se garantizarían los derechos individuales. Juristas que argumentan en contra de ese cambio, sostienen que se perderían algunos derechos de la de 2008, como los de la naturaleza. En el mismo referendo, dichos derechos podrían agregarse a la Constitución de 1998.
No se debe desperdiciar esta coyuntura, en que un presidente comienza su mandato con una popularidad mayor en 10 puntos a la que tuvo el actual presidente en sus inicios, para concretar los cambios que requiere el sistema político y así alejarnos de normas que conducen al autoritarismo.
