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Campaña banal

lunes, 13 febrero 2023 - 16:02
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    Los debates para elegir alcaldes y prefectos resultaron una oportunidad perdida. Para tan alto número de participantes, era imposible encontrar el formato adecuado. En otros países, en los cuales para algunas dignidades existen muchos candidatos, se selecciona únicamente a aquellos que de acuerdo con varias encuestas tienen un mínimo de preferencia electoral. En consecuencia, es posible debatir sobre los temas que deberían conocer los electores para poder escoger al candidato que puede conducir adecuadamente las ciudades o las provincias, como ocurre en las elecciones próximas. Y con este número tan elevado de participantes, el CNE también falló en las reglas de conducción de los debates, limitando a los periodistas a ser lectores de preguntas, sin posibilidad de repreguntar. Entonces, quedaron flotando algunas ideas, como meros enunciados imposibles de ser analizadas en cuanto a su factibilidad, costo, conveniencia, etc. Abundaron los ataques personales entre los participantes, algunos alejados de la civilidad que debe acompañar a este tipo de eventos. Los debates han sido la cereza del pastel de una campaña banal, insulsa y además extremadamente violenta.

    La banalidad está reflejada en la comunicación. La plataforma predilecta es Tik Tok, donde los candidatos se han disfrazado, bailado y agraviado a los rivales. ¿Qué tiene que ver esto con su capacidad para administrar servicios públicos y buscar ciudades y provincias cercanas a las necesidades de los votantes? No hemos podido escuchar sus propuestas frente a los problemas más dramáticos. Si hoy vivimos agobiados por la penetración del crimen organizado en todos los estamentos sociales, ¿qué alternativas ofrecen para apoyar en la solución, más allá de decir que esa tarea no les corresponde? ¿Si el país tiene un índice de productividad tan bajo que le impide competir en el mundo, entre otras cosas porque se pierden varias horas al día en un transporte público pésimo o en un agobiante trancón de tráfico, ¿qué planes presentes y de largo plazo tienen los candidatos? Y la lista de preguntas sin respuestas puede continuar. ¿Cómo definirán entonces los electores a los ganadores? No sorprende que, en ciudades como la Capital, el número de indecisos y de votos nulo supera de largo a los que están al frente en las preferencias electorales. Estas autoridades ganarán sin un mandato claro y esto solo causará ingobernabilidad.

    El país no puede seguir por este despeñadero electoral. Es imperativo reformar el sistema, para exigir mayores requisitos a los candidatos y a los partidos. Igualmente, es necesario eliminar el fondo de campaña que entrega el Estado, porque esa es la puerta para la corrupción a través de la venta de partidos o la feria de vanidades, donde cualquiera se presenta como candidato para administrar fondos públicos, aunque no tenga la experticia para hacerlo. Si las reformas no llegan, las elecciones futuras continuarán siendo un reprise de las actuales. La gravedad de los problemas no puede seguir dependiendo de esta forma nociva de ver y hacer política.

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