El término héroes fue creado por los griegos para definir a los individuos cuyas acciones van más allá de los seres humanos normales para vencer obstáculos que parecen invencibles y que lo hacen para beneficio de los demás. Como sociedad los héroes ayudan a superar el peor de los tiempos y como individuos son un estímulo para ser mejores personas. En este tiempo de miseria, en que contemplamos atónitos la degradación de la justicia y la política, debemos reconocer a tres héroes que son un símbolo de esperanza: Diana Salazar, Fernando Villavicencio y Paola Roldán.
Salazar y Villavicencio han sido dos gladiadores en el combate a la corrupción y al crimen que han invadido la institucionalidad del Estado, al extremo de convertirnos en uno de los países más violentos del mundo. Salazar proviene del Ecuador profundo: una estudiante de una minoría excluida, formada en la educación pública, pero por sus principios, su lucha y su sentido de identidad colectiva es moralmente poderosa. Villavicencio, en cambio, fue el investigador meticuloso que anticipó en sus denuncias lo que hoy está siendo judicializado en el país y en el exterior: la corrupción de Odebrecht, Petroecuador, Sobornos y la narcopolítica para citar algunos casos. Y por su desafío al crimen, entregó el mayor tesoro de un héroe: su vida. Roldán, por último, es el mejor ejemplo de la resiliencia, otro de los atributos del heroísmo. Pese a su sufrimiento puso en el debate la eutanasia, un tema tabú en una sociedad dominada por los dogmas. Consiguió que judicialmente exista el derecho para escoger una muerte digna, cuando la vida ha dejado de serlo. Lo hizo sin histerismo, con la altivez que demandaba para morir.
Las sociedades y las personas de manera individual necesitamos de héroes. Las sociedades para que los héroes simbolicen los valores que deben regirlas y las personas emular a aquellos que con sus acciones inspiran a vivir una vida que tenga sentido y propósito. Es imposible separar el heroísmo de la moral. Diana Salazar, Fernando Villavicencio y Paola Roldán son un referente de la ética. Son los héroes que como sociedad debemos escoger, pues los ideales que buscamos emular definen nuestro comportamiento y gracias a ellos seremos mejores ciudadanos y lograremos un Ecuador lejos de la miseria moral de quienes han enarbolado valores equivocados.
