En el siglo pasado, las dictaduras latinoamericanas fueron responsables de la desaparición de miles de personas en Argentina, Chile y Cuba. Sin embargo, desde la década de los 80, con excepción de Cuba, la región se inclinó por democracias, aunque imperfectas. Según una encuesta de Latinobarómetro, la región parece haberse olvidado de ese pasado oprobioso y hay un retroceso en el respaldo a la democracia y en lugar de las dictaduras militares se han consolidado “electoduras”, constituidas por líderes que han llegado a través de elecciones al poder para quedarse en él, como es el caso de Ortega en Nicaragua, Chávez-Maduro en Venezuela y Morales en Bolivia.
Latinobarómetro culpa por este retroceso a las elites políticas. El personalismo ha hecho que muchos presidentes se “consideren indispensables para su país y modifiquen las reglas de la Constitución para acceder a un nuevo período presidencial”. El caso más reciente es el de Nayib Bukele, salvadoreño, que irá por una reelección, pese a no constar en la Constitución. El personalismo genera la crisis de representación de las democracias latinoamericanas y la atomización del sistema de partidos políticos.
Un segundo elemento que doblega a las democracias es la corrupción. En este siglo, 21 presidentes de nueve países han sido condenados por corrupción, muchos ganaron las elecciones con apoyo de una empresa corrupta como fue Odebrecht y en otros como Honduras con Juan Orlando Hernández con los dineros de los narcos. También es común en la región que las presidencias sean interrumpidas y que mandatarios interinos asuman el poder profundizando la crisis de representación, como la que se vive en Perú, que desde 2018 en que se destituyó a Pedro Pablo Kuczynski, han pasado cinco presidentes.
Ecuador está abocado a una elección anticipada que se origina en la ingobernabilidad política, desatada por el personalismo de líderes, que insisten en considerarse indispensables y que encajan perfectamente en los defectos que el Latinobarómetro encuadra como obstáculos para las democracias. A la hora de votar, hay que mirar las electoduras para escoger a quienes sean demócratas, puesto que como decía Winston Churchill: “La democracia es la peor forma de gobierno, excepto de los demás que se han ensayado”. A lo largo de la historia humana han habido numerosos experimentos de gobierno, pero ninguno ha alcanzado mayor progreso para los países y satisfacción personal para sus habitantes que la democracia, a pesar de sus defectos.