Patricia Estupiñan

“Chucky 7” en el caso Chevron

En Ecuador “Los jueces no son muy inteligentes.  Tienen un nivel muy básico, no cuentan con  conocimiento de los componentes de la ley…  la inmoralidad del sistema judicial es parte de las  reglas del juego”, escribe Steven Donziger, abogado  norteamericano, en su agenda sobre el caso Chevron.  Este nivel básico de los jueces y la dudosa moral del  sistema judicial, que afirma Donziger le habrían permitido  ensamblar un fraude procesal. Según la Corte  de la Haya, el juez ecuatoriano no redactó la sentencia.  Las cortes: Provincial, Nacional y Constitucional no  vieron el elefante al frente de sus ojos: otro “Chucky  7”, igual al del diario El Universo, donde se cuestionó  la autoría de la sentencia. Lo que los ecuatorianos hemos  sospechado y conocido en algunos casos, hoy ha  quedado para nuestra vergüenza en blanco y negro,  en un fallo arbitral de la corte más importante del  mundo, un estigma a la ética y a la reputación del país.
 
La agenda de Donziger forma parte de más de 500  documentos que examinó el Tribunal de la Haya para  invalidar la sentencia que por 9.500 millones de dólares  dictó el juez Nicolás Zambrano, en Lago Agrio, a  cambio de un supuesto pago de medio millón de dólares.  Un análisis forense del computador de Zambrano  establece que hubo varios accesos electrónicos. De  estos, llama la atención una copia textual de artículos  del código americano traducida al español. Cuando el  Tribunal de la Haya invitó al juez Zambrano para que  explique cómo redactó la sentencia, se limitó a decir  que le dictó por partes a su secretaria, tomándose descansos.  “La sentencia contiene números, fórmulas,  abreviaciones, secuencias numéricas, que no son posibles  ser dictadas”, sostiene el laudo, como también  resulta inverosímil el conocimiento del juez Zambrano  del código anglosajón para aplicarlo en Ecuador.
 
Chevron denunció el fraude procesal en Estados Unidos y en Ecuador. Al ser comprobado en las cortes americanas, Donziger perdió su licencia de abogado.  En Ecuador, en cambio, ni la corte Provincial, ni la  Nacional, ni la Constitucional, ni el Consejo de la  Judicatura investigaron el fraude. “Esto no fue por  ignorancia. Estas cortes tuvieron suficiente información  para juzgar el fraude”, en opinión de la Corte de la  Haya. ¿Por qué no lo hicieron? ¿Quién decidió “meter  la mano en la justicia”? ¿Es por eso que el expresidente  Correa se embarcó en la campaña publicitaria “La  mano sucia de Chevron” que costó más de 10 millones  de dólares?
 
Y cuando el telón ha caído los responsables del  fraude afirman que el fallo de la Haya juzgó la contaminación  en la Amazonía, diseminando mentiras  que suenan a verdad continúan engañando. El fallo  juzga la ausencia de un debido proceso judicial. ¡Y el  proceso fue evidentemente corrupto! Ahora hay que  reiniciar el caso para probar que sí hubo contaminación.  ¿Quién va a responder por el daño moral a la  reputación del país? ¿Quién va a responsabilizarse  por el tiempo perdido y el sufrimiento de las comunidades  amazónicas? ¿Quién va a ser responsable por  los millones de dólares gastados en este proceso fraudulento?  Y lo más importante, ¿cómo un ecuatoriano  común puede tener garantía de un debido proceso, sin  contar con los recursos de una multinacional? ¿Cuándo  lograremos tener jueces competentes y éticos?

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