Luis Boloña

Amor condicional

¿Qué faltó?, ¿Qué sobró?, ¿En qué momento se acabó?, ¿Siempre estuvo condenada a este destino?, ¿Se pudo haber hecho algo diferente?, ¿Cuál fue mi error?, ¿Cuál fue el suyo? El desamor, el final, la ruptura, el colapso, es el desvanecimiento de lo que existió. De golpe te aleja de lo que fue costumbre para convertirlo en lejanía.

Siempre me ha parecido arriesgada la forma en que tomé una de las decisiones más trascendentales de mi vida: con quién compartirla. Yo que todo lo calculo, lo analizo y lo vuelvo a analizar; yo que durante mi juventud demoraba meses antes de lanzarme de pretendiente; a mis veinticinco, conocí a una mujer con la que bastó un año de relación para casarme.

Silvia, diez años mayor que yo, me deslumbró con esa década adicional de experiencia frente a sus antecesoras. Lo que en mis anteriores relaciones había provocado conflicto, con ella se resolvía con practicidad; pero sobre todo, admiré la forma que tomaba acción ante las adversidades y su autosuficiencia.

Después de un año de casados llegó nuestra primera hija, y después de casi dos años, nuestro segundo hijo. Recuerdo esta etapa de mi vida como una de las de mayor - o quizás la de mayor - plenitud. Una mujer a la que amaba, dos maravillosos hijos, la casa que habíamos soñado, estabilidad, la dicha de dormir en calma y la tranquilidad que te da aquel tiempo en el que aún confías en los para siempre.

¿Mis temas no resueltos?, ¿Sus temas no resueltos?, ¿Mis errores?,¿Sus errores? Nuestros errores... ¿El casarse pronto y enamorado?,¿Mi forma de ver la vida?, ¿La crisis de sus cuarentas? El final de una relación es una consecuencia y poco solemos animarnos a escarbar en las causas -aquellas que acumulan lo no resuelto en silencios.

El para siempre nos duró seis años y con este se escapó el hogar que soñé para mis hijos y llegaron preguntas para las que aún no tengo respuestas.

¿Qué es el amor?, ¿Me he enamorado o he amado?, ¿Es un sentimiento o una decisión? Si es un sentimiento: ¿A qué se parece? Si es una decisión: ¿Cuándo es el momento de decidir?, ¿Qué tanto amor hay en una relación de pareja?, ¿Cómo se mide?, ¿Con qué se mide?, ¿Hasta cuándo amar?, ¿Hasta dónde amar?, ¿Hasta qué amar?

“El amor es sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia, el amor no es jactancioso, no se envanece; no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor; no se goza de la injusticia, más se goza de la verdad. Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. El amor nunca deja de ser...” dice un pasaje de la primera carta de Pablo a los Corintios que me deja pensando en el buen Pablo.

¿Ese amor existe?: ¿Todo lo sufre?, ¿Todo lo cree?, ¿Todo lo espera? ¿Todo lo soporta?... ¿Que el amor nunca deja de ser? ¿Esa incondicionalidad se encuentra en una pareja?

Como las rupturas suelen distorsionar lo que un día fuimos, no logro recordar con certeza cómo fue lo que sentí por ella, pero esa incondicionalidad que determina el amor solo me resulta cierta cuando de mis hijos se trata, cuando de los hijos se trata -Tu pareja te fue infiel, tus padres te maltratan, tu hijo parece haberse esforzado en cultivar las peores características de cada miembro de la familia: seguro, ese hijo será el único al que no dejarás de amar-

Nuestro matrimonio acabó cuando nuestros acuerdos dejaron de cumplirse. ¿Cómo podría amar sin esas condiciones? Si llega un día en el que mis hijos dejen de cumplir nuestros acuerdos, estoy convencido que, aún decepcionado, los seguiré amando. ¿Cómo podría condicionarlos?

Hoy, después de más de seis años de divorciado, con otra relación terminada a cuestas y después del demoledor instante en el que comprendes que solo con amar no alcanza, no espero, ni aspiro, un amor incondicional, sería pedir algo que no estoy dispuesto a dar. En el momento que llegue, si llega, anhelo un amor con condiciones, con límites claros y sanos. No espero que me amen por el hecho de existir, no espero amar por compañía. Espero un amor comprometido, un lugar de paz, pero capaz de transitar y sostenerse en sismos.

Espero una sociedad en donde ambos entreguemos el valor que buscamos al decidir compartir el tiempo; un dar y recibir donde ambos seamos sostén; una relación que tenga un balance entre lo que doy y lo que recibo; una relación de pareja que sea pareja; un ida y vuelta que sea el combustible que alimente las ganas, la admiración y la entrega: un amor condicional.

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