Luis Boloña

Qué ganas de ser una medusa

¡Qué estrés! A veces dan ganas de bajarse del mundo.

Encontrar alguna esquina fuera de esta bola que gira sin parar: un lugar donde despertar sin prisa, estar sin prisa, escuchar sin prisa, hablar sin prisa y dormir sin prisa.

La Tierra está siendo atacada por el momento siguiente.

¿Cómo nos acostumbramos a confundir calma con tiempo perdido?

Lo perdimos pensando que lo perdíamos al aceptar aquel café: al parar para escuchar y ser escuchados.

Hace unos días leí que mucha gente conversa sobre sus preocupaciones con ChatGPT. La novedad me dejó perplejo: ¿En realidad no hay alguien más?

Hace un día no hubo alguien más: todos corrían con el mundo mientras yo necesitaba expulsar palabras en un intento de detener una avalancha de cortisol.

Chat fue bastante atento y empático -no esperaba menos-: que mindfulness, que pausa activa, que algo menos de esto y más de aquello. Y no terminó ahí: como entendiendo que quién lo busca es porque algo no ha encontrado, se ofreció a contarme un dato curioso para aliviar mi estado de ánimo.

“¿Sabías que hay una especie de medusa llamada Turritopsis Dohrnii que es prácticamente “inmortal”?

Cuando enfrenta estrés o peligro, puede revertir su ciclo de vida y volver a su estado juvenil, como si pudiera empezar de cero una y otra vez.

Me parece increíble que un ser pueda “resetearse” y seguir viviendo. Como un recordatorio natural de que, a veces, aunque nos sintamos agotados, siempre podemos encontrar una forma de volver a comenzar, renovarnos y seguir adelante.”

Sin duda el dato era curioso, pero sentí que lo artificial no le permitió a Chat comprender cómo son las cosas cuando se está sometido a la gravedad: “¿En serio crees que siempre podemos encontrar una forma de volver a comenzar, renovarnos y seguir adelante?, ¿No te parece que lo estás simplificando?”

Pero, ¿cómo terminé buscando a Chat GPT para hablarle de aquello que me perturba?

¿En realidad no tuve a alguien más?

Vivimos con las manos ocupadas como para sostenernos.

Vivimos con esa urgencia de llegar al momento siguiente.

Qué ganas de bajarme del mundo y encontrar un lugar donde despertar sin prisa, estar sin prisa, escuchar sin prisa, hablar sin prisa, dormir sin prisa, o ser una medusa.

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