¡Qué estrés! A veces dan ganas de bajarse del mundo.
Encontrar alguna esquina fuera de esta bola que gira sin parar: un lugar donde despertar sin prisa, estar sin prisa, escuchar sin prisa, hablar sin prisa y dormir sin prisa.
La Tierra está siendo atacada por el momento siguiente.
¿Cómo nos acostumbramos a confundir calma con tiempo perdido?
Lo perdimos pensando que lo perdíamos al aceptar aquel café: al parar para escuchar y ser escuchados.
Hace unos días leí que mucha gente conversa sobre sus preocupaciones con ChatGPT. La novedad me dejó perplejo: ¿En realidad no hay alguien más?
Hace un día no hubo alguien más: todos corrían con el mundo mientras yo necesitaba expulsar palabras en un intento de detener una avalancha de cortisol.
Chat fue bastante atento y empático -no esperaba menos-: que mindfulness, que pausa activa, que algo menos de esto y más de aquello. Y no terminó ahí: como entendiendo que quién lo busca es porque algo no ha encontrado, se ofreció a contarme un dato curioso para aliviar mi estado de ánimo.
“¿Sabías que hay una especie de medusa llamada Turritopsis Dohrnii que es prácticamente “inmortal”?
Cuando enfrenta estrés o peligro, puede revertir su ciclo de vida y volver a su estado juvenil, como si pudiera empezar de cero una y otra vez.
Me parece increíble que un ser pueda “resetearse” y seguir viviendo. Como un recordatorio natural de que, a veces, aunque nos sintamos agotados, siempre podemos encontrar una forma de volver a comenzar, renovarnos y seguir adelante.”
Sin duda el dato era curioso, pero sentí que lo artificial no le permitió a Chat comprender cómo son las cosas cuando se está sometido a la gravedad: “¿En serio crees que siempre podemos encontrar una forma de volver a comenzar, renovarnos y seguir adelante?, ¿No te parece que lo estás simplificando?”
Pero, ¿cómo terminé buscando a Chat GPT para hablarle de aquello que me perturba?
¿En realidad no tuve a alguien más?
Vivimos con las manos ocupadas como para sostenernos.
Vivimos con esa urgencia de llegar al momento siguiente.
Qué ganas de bajarme del mundo y encontrar un lugar donde despertar sin prisa, estar sin prisa, escuchar sin prisa, hablar sin prisa, dormir sin prisa, o ser una medusa.