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Lasso y el desastre energético

miércoles, 15 noviembre 2023 - 17:40
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    En junio de 2021, pocos días después de su juramento como Presidente de la República, se instalaron en Carondelet las primeras dudas sobre el desconocimiento de Guillermo Lasso en cuanto a política petrolera. Se había roto el acuerdo con el PSC y la manera tan improvisada con la que se nombró al primer ministro del ramo, Juan Carlos Bermeo, un técnico más de Petroecuador sin ningún valor agregado, debilitaba aquella promesa electoral de duplicar la producción de crudo y llegar al millón de barriles diarios.

    Veinte y nueve meses después, el mal presentimiento se convirtió en tragedia: la actual caída de la producción es de casi el 15 por ciento, con relación a 2019, y los ingresos por este concepto, solo en 2023, se contrajeron a la mitad.

    Lasso ha tenido en casi todo su mandato buenos precios de petróleo, lo que medio ha frenado la velocidad del despeñadero y maquillado el infortunio. Lo de fondo es desolador: Petroecuador no se fortaleció y el Ministerio de Energía nunca movió un solo dedo para alentar, como se había prometido, la participación privada en 16 proyectos valorados en unos 20 mil millones de dólares.

    Al país volvieron a secuestrarlo esos grupos sociales intransigentes, contentos con haber inflado el subsidio ineficiente a los combustibles, mientras alentaban una consulta popular para que no se explote el Bloque 43 del ITT. En menos de dos años, por una torpe miopía de la Corte Constitucional, se perderá un 12 por ciento más de producción: 1.200 millones de dólares anuales. Del fracaso petrolero, Ecuador pasó al fracaso eléctrico. Los apagones confirmados el 26 de octubre son con-secuencia de la absoluta inacción. Se su-pone que la capacidad instalada a nivel nacional superaría los ocho mil megavatios de generación, pero cuando las hidroeléctricas funcionan, esta solo es de 4.500 MW. Y sobre ese valor ahora hay un déficit de 650 MW, traducido en fastidiosos y desordenados apagones.

    El pretexto del estiaje no tapó lo de fondo, el descuido de la infraestructura de las plantas termoeléctricas, cuyo mantenimiento desde 2021 requería una inversión de 80 millones de dólares. La desidia sale carísima, pues la compra apurada de energía a Colombia, de importación de diésel y generadores podría costarle al fisco más de 200 millones de dólares. A los rezos de un anacrónico Fernando Santos Alvite siguió la desesperada gira presidencial por Bogotá y Lima. El pro-pósito ha sido evitar que Lasso cierre su administración, en pocas semanas, con un nuevo foco de altísima indignación ciudadana. Veamos si esta colcha de re-tazos funciona, pues todavía hay que apuntar que en las empresas del sector eléctrico, bajo el paraguas de EMCO, se empezó a escribir el epílogo de un gobierno que no enfrentó con claridad ni estrategia política las graves denuncias de corrupción que mancharon a dos personajes cercanos al Mandatario, Danilo Carrera y Hernán Luque, así como al ex-ministro de Energía, Xavier Vera.

    La muerte cruzada aceleró el cambio de mando, dejando constancia de que estos meses de Lasso en el poder supusieron una de las peores temporadas para un país que vio des-trozar por completo su política energética. Daniel Noboa tiene la urgencia de reconstruirla.

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