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Inmensa Labor

jueves, 1 diciembre 2016 - 03:01
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    Fue ejemplar y prolífica la vida de don Sixto Durán-Ballén Cordovez. Al regresar al país como joven arquitecto, el presidente Galo Plaza le encargó la reconstrucción de Ambato luego del terremoto de 1849. Con Camilo Ponce fue uno de los fundadores del PSC y luego su ministro de Obras Públicas los cuatro años del gobierno que terminó en 1960. Hizo una inmensa labor: construyó los aeropuertos de Quito, Guayaquil y Loja, el Puerto Nuevo de Guayaquil, proyectó los de Manta y Puerto Bolívar, construyó los palacios Legislativo y Judicial y reconstruyó el de Gobierno, ejecutó muchos puentes y carreteras. La siguiente década impulsó desde el Banco Interamericano de Desarrollo el financiamiento de proyectos en Ecuador. Planificó el Quito moderno, durante los ocho años que fue Alcalde desde 1970 hizo los túneles que comunican el sur y norte, la vía oriental, la ampliación de las avenidas 10 de Agosto y 6 de Diciembre, entre muchas otras obras que transformaron a la capital ecuatoriana. Desarrolló un inmenso plan de vivienda durante el gobierno de Febres-Cordero. Perdió dos veces la Presidencia, y cuando su partido le dio la espalda en el tercer intento, con valentía formó uno nuevo y ganó las elecciones en 1992. Entonces me acerqué a él, colaboré en su campa- ña y lo acompañé como secretario de Desarrollo Administrativo en los dos primeros años de su gobierno.

    Fui testigo de su preocupación por las reformas administrativas que harían eficiente al Estado, el buen uso de los fondos públicos y la integridad de sus colaboradores. Durante su gobierno, a pesar de que el petróleo permaneció debajo de los 15 dólares el barril, bajó la inflación, aumentaron las inversiones nacionales y extranjeras, se disminuyó la pobreza y enfrentó con éxito la amenaza militar peruana. Quedó en alto el honor de las fuerzas armadas ecuatorianas con su liderazgo: “Ni un paso atrás”. Como en toda acción humana, su gobierno cometió errores.

    Sixto nunca perturbó los derechos humanos ni abusó del poder, sus fallas se originaron en su espíritu bondadoso. Nadie puede dudar de su honestidad o desinteresado servicio al país. Sus detractores escandalizaron al país por el uso de gastos reservados del Vicepresidente y un préstamo de la CFN a la familia de un nieto político, dislates que no fueron su culpa y jamás podrán manchar la memoria de este gran político y ser humano. Terminado su gobierno siguió sirviendo al país desde la legislatura y diplomacia. Fue notoria su modestia y sencillez, pero defendió con honor sus actos de gobierno. Murió en paz luego de servir por más de sesenta años a su Patria.

    Ahora en que sufrimos con un gobierno abusivo y prepotente, en el que no se respetan el pensamiento contrario y los principios democráticos, el ejemplo de Sixto debe lucir para valorar sus virtudes. Se puede servir al país con honestidad, eficiencia y pragmatismo, respetando los derechos humanos, ecológicos y colectivos, y luchando exitosamente contra la pobreza. (O)

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