Alfredo Pinoargote

Contemplación

No importa lo que haga con tal de que se vaya parece ser la consigna de quienes sueñan volver al poder.

Deviene admirable que doce meses después de que el pueblo en las calles al grito de fuera Correa fuera hizo que el presidente de la república retire los proyectos de ley de herencias y plusvalía hoy, ese mismo presidente, haga lo que le dicta su regalada gana. Y que simultáneamente las fuerzas políticas de oposición se limiten a recitar lo que todo el mundo sabe, las grandes fallas sísmicas de la enorme burbuja de la revolución ciudadana ocultada por la desinformación como política de estado.

El segundo paso atrás de Rafael Correa fue su jugada maestra de ordenarle a la Asamblea que le prohíba por esta sola vez la reelección consecutiva. Después de seis meses el efecto estupefaciente de este recule está a la vista con hechos consumados, no importa lo que haga con tal de que se vaya parece ser la consigna de quienes sueñan volver al poder del que fueron desalojados hace una década.

Entre tanto hay 17 millones de seres humanos que sufren las consecuencias de esta política insensata cuya definición hasta el próximo 24 de mayo está muy clara. Por un lado suspender las garantías constitucionales de las personas trabajadoras, emitir cada dos meses reformas tributarias por la vía inconstitucional de la urgencia económica, recargando a la sociedad con una montaña de impuestos que no los pagan los ricos que solo son agentes de retención del estado goloso porque los trasladan al precio de venta al público o reduciendo personal. Y del otro costado una oposición de boca que se relame calculando que mientras más abusos cometa el gobierno más votos va a obtener de un pueblo apaleado, esgrimiendo como gran argumento, uno de sus más preclaros videntes, que ellos son expertos en crisis económicas y que de estas saben cómo salir. Con lo cual solo estarán de acuerdo los del círculo íntimo porque los 17 millones de apaleados lo único que quieren es que la crisis no continúe su aproximación hacia el abismo.

El resto de este libreto es una muestra de la comprensión del líder supremo y timonel de la revolución de que el proyecto político no muere con un período presidencial avizorado como sabático. Pues al final de cuentas lo que estamos viviendo es el séptimo velasquismo. Igual que en Argentina ya van por el enésimo peronismo. Si no está Perón, estuvieron Cámpora y Estelita, después menemismo y kirchnerismo con el pingüino y Cristina pero siempre peronismo. Y por eso después del paréntesis de Macri, tal vez, no sería raro otro líder de la inagotable cantera peronista.

En la república de papel supervive la sempiterna constitución no escrita de los hechos consumados, y estos indican que se está pagando sobreprecio por algo que en toda democracia debe ocurrir cada cuatro años, cambiar de gobierno. Da la impresión de que el alcantarillado infinito de las redes sociales los tiene ensimismados en un desfogue que resulta pura paja, porque hasta la denuncia en fiscalía contra el exgerente de Petroecuador la presentó Alexis Mera.

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