El problema de fondo es que no aparece la gran propuesta que le parta el espinazo a la opresión.
Iniciado el año preelectoral empiezan a brotar las tarimitas de oposición frente a la tarimota del Estado candidato. El meollo del asunto no es el nombre del candidato, puesto que el Estado candidato no tiene nombre. Tampoco la vegetación que florece en torno a las tarimas, pues la factoría de la partidocracia las aprovisiona generosamente, comenzando por el Estado candidato, especialmente con el género bonsái para que no haga sombra.
El problema de fondo es que no aparece la gran propuesta que le parta el espinazo a la opresión. Solo compresas de paños tibios como pretender resucitar a las chantajistas mayorías móviles o minorías mayoritarias, o una consulta popular para el escuálido objetivo de solo derogar el paquetazo de enmiendas. Sobre el escalofriante modelo económico solo frases más o menos bonitas sin precisar nada, lo cual es lo mismo de siempre. Acerca del modelo político ese flatulento ataque al hiperpresidencialismo cuando ese no es el problema sino el pisoteo sistemático a las normas constitucionales.
La gran plataforma de la unidad ciudadana debe comenzar por una consulta popular que convoque a asamblea constituyente de plenos poderes que extinga el andamiaje del Estado candidato. Pues su perversa concepción implica que si vuelve a ganar el gran combo en el gobierno todo seguirá igual, y que si Carondelet es ocupada por un inquilino de oposición será aprisionado por las otras funciones del Estado y se volverá al presidencialismo pelele de antes aunque la Constitución no cambie. Esa es la carnada que tira Correa, hacer creer que ese poder colosal que él concentró puede ser usado por quienes hoy le hacen oposición.
El sistema nervioso central de la República es la economía que no está totalmente destruida gracias a la dolarización. Ese es el meollo del asunto y por ahí debe haber propuestas convincentes de consenso sin cálculos de trastienda. Parar la agresión al dólar con un sistema impositivo que lo devalúa para beneficio del gobierno ahuyentando a la inversión extranjera y encareciendo el costo de vida. Terminar con el monopolio de un banco central que debe desaparecer y abrirse a la banca extranjera para bajar tasas de interés inaceptables en un régimen dolarizado, volver a costo cero los 17 servicios bancarios que elevó el gobierno, mejorar competitividad en una producción nacional que ha logrado posiciones destacadas en el mercado internacional, afianzar la seguridad alimentaria de un país privilegiado que es exportador agrícola neto mediante microcrédito a campesinos y pequeños emprendedores que pagan tasas de usura, decirle no a la gran minería que en el Ecuador nunca ha habido porque es uno de los jardines más bellos del planeta, darle solvencia a la ampliación de la seguridad social y olvidarse que la competitividad la da la explotación laboral. Salud, educación y seguridad ciudadana. Para eso se requiere estabilidad política en un régimen presidencial democráticamente aplicado.