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¿Qué tan efectivos son los remedios caseros contra el COVID?

martes, 24 noviembre 2020 - 11:51
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La necesidad de buscar soluciones para enfrentarse al COVID-19 se convirtió en una vía para la desinformación en internet, donde se encuentran muchos remedios supuestamente milagrosos para combatir la enfermedad. 
 
Sin embargo, como recuerdan los científicos del 16º Congreso Mundial sobre Salud Pública, celebrado en Roma, “no hay ningún atajo”.
De acuerdo con TN Noticias, la Organización Mundial de la Salud (OMS) y otros estudios recuerdan qué cosas no son efectivas para combatir el coronavirus. 
 
Suplementos de vitaminas y minerales
“No hay ninguna indicación sobre el uso de suplementos de micronutrientes como tratamiento para el COVID-19”, afirma  la OMS.
 
Los micronutrientes, como las vitaminas D y C o el zinc, son vitales para el buen funcionamiento del sistema inmunológico, pero su ingesta de forma complementaria a la alimentación habitual carece de efectos beneficiosos frente a la infección.
 
Un ensayo clínico reciente del Instituto Maimónides de Investigación Biomédica de Córdoba (IMIBIC) y el Hospital Reina Sofía de la misma ciudad, detectó un elemento clave en la generación de la sustancia química (mal llamada vitamina D, ya que es una hormona) que sí demostró ser efectiva y mitiga el agravamiento de la enfermedad.
 
Se trata del calcifediol, una prohormona que actúa de precursor de la generación de vitamina D a los niveles que ni la alimentación ni el sol pueden conseguir. Pero debe ser administrada con supervisión médica, ya que el abuso de los suplementos vitamínicos conlleva efectos adversos.
 
 
Remdesivir, cloroquina y su derivado hidroxicloroquina
 
“Nos agarramos a ellas como un clavo ardiendo dadas las circunstancias del inicio de la pandemia y, efectivamente, no funcionó. Resultó ser un placebo que puede ser dañino”, afirma sobre la cloroquina Luis Manuel Entrenas, neumólogo del Hospital Reina Sofía de Córdoba (España) e investigador del calcifediol junto al especialista en endocrinología y nutrición José Manuel Quesada.
 
El presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, insistió en defender el uso en los casos de COVID-19 de este tratamiento contra la artritis reumatoide, enfermedades autoinmunes, la malaria y el lupus, pero ni la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA, por sus siglas en inglés) ni la OMS lo avalan.
 
Según el mayor estudio sobre estos dos posibles tratamientos contra el coronavirus, que analizó a más de 96.000 pacientes en 671 hospitales de todo el mundo, no aportan ningún beneficio, sino que aumentan el riesgo de sufrir arritmias y de morir.
 
“Los datos actuales indican que este fármaco no reduce el número de muertes entre los pacientes de COVID-19 hospitalizados ni es de ayuda para las personas que padecen modalidades moderadas de la enfermedad”, afirma la OMS.
 
 
Ajo, picante, alcohol y tabaco
El uso de ajo y condimentos picantes en la alimentación no es perjudicial, pero tampoco es efectivo frente al coronavirus. “Su consumo ni previene ni cura el COVID-19″, replica la OMS.
 
En cuanto al tabaco, un polémico estudio preliminar del Hospital Pitié-Salpêtrière de París, rebatido de inmediato, sugirió que “la nicotina podría ser un posible agente preventivo contra la infección por coronavirus”.
 
El Centro Europeo para el Control de las Enfermedades (ECDC) y la OMS negaron tajantemente esta posibilidad y alertan de que los fumadores son un “grupo vulnerable” a la infección. Lo mismo ocurre con el consumo frecuente o excesivo de alcohol, con efectos perjudiciales más que demostrados.
 
Antibióticos
No funcionan contra los virus. Su uso solo está previsto en aquellos enfermos de COVID-19 que desarrollan una infección bacteriana como complicación, pero es inútil contra infecciones víricas, como es el caso del coronavirus.
 
El mal uso de los antibióticos generó resistencia de las bacterias a los antibióticos llamados de “última línea”, como las colistinas y las carbapenemas, según un estudio del Centro Europeo para la Prevención y el Control de Enfermedades (ECDC, en sus siglas en inglés).
 
 
Clima, sol, agua caliente y frío
 
Las pruebas científicas indican que el virus del COVID-19 puede transmitirse en cualquier zona, incluidas las de clima cálido y húmedo. Se notificaron casos en países con todo tipo de climatología.
 
La acción del sol en la generación de vitamina D se asoció a efectos beneficiosos, ya que esta hormona refuerza el sistema inmunitario. Sin embargo, según advierte el especialista en endocrinología y nutrición José Manuel Quesada, “la exposición al sol, que es necesaria para la producción de la vitamina D, también es carcinogénica, aunque con un largo tiempo de latencia, y causa daño al ADN de la piel”.
 
“Además, de noviembre a mayo, prácticamente no se sintetiza vitamina D en el hemisferio norte”, advierte. Tampoco el agua caliente o el calor procedente de electrodomésticos o el frío hacen nada frente al virus.
 
“La temperatura normal del cuerpo humano se mantiene en torno a 36,5° y 37°, con independencia de la temperatura exterior o de las condiciones meteorológicas. Por lo tanto, no hay razón para creer que el frío o el calor puedan matar el coronavirus o acabar con otras enfermedades”, señala la OMS.
 
Inmunidad de rebaño natural
Consiste en dejar que la población se infecte libremente para que desarrolle protección de forma natural. Un grupo de 80 investigadores, en una carta abierta en la publicación científica The Lancet, advirtió de que esta estrategia aumentaría la mortalidad en toda la población, afectaría a la economía de forma irreversible, prolongaría la epidemia y colapsaría todos los sistemas sanitarios.
 
La jefa científica de la OMS, Soumya Swaminathan, calcula que el 1 por ciento de la población mundial (77 millones de personas) moriría con una medida como la inmunidad natural de rebaño.
 
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