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El inesperado regreso de la escarlatina

miércoles, 14 octubre 2020 - 11:04
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Algunas enfermedades infecciosas están desarrollándose y algunas están regresando.
 
Este es el caso de la escarlatina. Fue erradicada por la medicina actual y en su momento fue una de las principales causas de muerte de los niños en el mundo occidental. No obstante, en los últimos años se han vivido rebrotes en el Reino Unido y en el noreste de Asia,
 
Un nuevo estudio publicado en la revista científica 'Nature Communications', arroja algo de luz sobre por qué estamos experimentando un resurgimiento de este patógeno mortal.
 
En el mismo se analiza el genoma de una de las cepas bacterianas responsables de la enfermedad. Se trata del estreptococo del grupo A, o Streptococcus pyogenes; un microbio que puede producir compuestos tóxicos llamados superantígenos, capaces de causar estragos en el interior del cuerpo. Especialmente en los niños.
 
La escarlatina tiene diferentes síntomas: desde pequeñas faringitis o erupciones hasta choques tóxicos que provoquen que los órganos fallen.
 
Con la llegada de los antibióticos, la enfermedad estaba en vías de extinción en la década de los 40.
 
Ahora, no obstante, todo parece haber cambiado. "Después de 2011, el alcance mundial de la pandemia se hizo evidente con los informes de un segundo brote en el Reino Unido, a partir de 2014, y ahora hemos descubierto brotes aislados aquí en Australia", señala el biólogo molecular de la Universidad de Queensland (Australia), Stephan Brouwer.
 
Brouwer ha dirigido un equipo internacional de investigadores que ha analizado los genes de los estreptococos del grupo A y ha podido caracterizar una variedad de superantígenos producidos por una cepa particular del noreste de Asia.
 
Entre ellos había un tipo de superantígeno que parece dar a los invasores bacterianos una nueva e ingeniosa forma de acceder al interior de las células del huésped, algo nunca antes visto entre las bacterias.
 
Su novedad implica que estos brotes no descienden de las mismas cepas de bacterias que se han propagado por las comunidades en siglos pasados. Más bien, son poblaciones estrechamente relacionadas de estreptococos del grupo A que han evolucionado.
 
Otros estudios ya han sugerido que esta cepa de bacteria recibió ayuda en forma de una infección propia, una de un tipo de virus llamado fago.
 
"Las toxinas se habrían transferido a la bacteria cuando fue infectada por el virus que portaban los genes de la toxina", afirma el biocientífico Mark Walker, también de la Universidad de Queensland.
 
En un proceso conocido como transferencia horizontal de genes, un gen que evoluciona en un microbio puede ser incorporado al genoma de un virus y editado en el ADN de un nuevo huésped, creando una especie de clon del original.
 
Por ahora, la gestión de la amenaza del coronavirus parece contener los más recientes brotes de escarlatina. Contagiada a través de aerosoles, como el Covid-19, es poco probable que el estreptococo del grupo A se convierta en una epidemia bajo las restricciones actuales.
 

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