El sistema educativo en Ecuador avanza a la presencialidad
Tras más de un año y medio de clases virtuales debido a la pandemia por el COVID-19, y con muchos cambios, se vive el retorno a la presencialidad en varias unidades educativas del país.
Dada la situación que impera en todo el continente y las diferencias existentes, los países se encuentran en fases distintas con respecto al cómo y cuándo se van reabriendo los planteles definitivamente. Decisiones tomadas por los gobiernos, a menudo en colaboración con las autoridades locales.
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En Ecuador, algunas instituciones ya tienen una modalidad mixta: presencial y virtual. Pero todas deberán regresar a la presencialidad en febrero próximo en la región Sierra y Amazonía, y en mayo, para la Costa.
La decisión se tomó debido al alto porcentaje de personas inmunizadas en el país y los impactos que ha generado la pandemia en la educación.
De acuerdo con cifras de Unicef, alrededor de 90.000 estudiantes han quedado fuera del sistema educativo; a ellos se suman aproximadamente 268.000 niños que habían dejado las aulas desde antes de la crisis sanitaria.
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Para Milton Luna, profesor universitario y exministro de Educación, hay una grave crisis de recursos en el sistema educativo. “No hay internet, los chicos dejan de estudiar, se presume que son cerca de 200.000 que siguen saliendo del sistema educativo”.
Así 1.301 planteles educativos iniciaron clases, de ellos, 1.102 en zonas rurales. “Es necesario saber si el 70 por ciento de las zonas rurales tienen las condiciones adecuadas”, un aspecto a favor señala Luna es que “en estas escuelas no tienen más allá de 25 alumnos”.
El representante de Unicef señaló además que el riesgo de que los alumnos continúen encerrados más tiempo es mayor que el riesgo de contagio; por su salud mental, su aprendizaje, el nivel de nutrición que recibían en la escuela, y la importancia de la socialización.
Máxima protección
Para Cristina Cortés, directora del Colegio Menor, campus Samborondón, el retorno de los estudiantes se realiza con escenarios cambiados y adecuados para la máxima protección de salud y para propiciar un mayor rendimiento.
Hay reubicaciones de salas completas, nuevas aulas, horarios modificados, turnos para el comedor y recreo con aforo controlado, esto ha sido un trabajo en equipo: profesores, personal de mantenimiento y administrativo, padres y alumnos, en colaboración para que el colegio sea un espacio seguro.
“Ciertamente, al inicio todos teníamos la preocupación de los posibles contagios, sin embargo, el uso de mascarillas, gel hidro-alcohólico, las medidas de distancia y ventilación son algunos de los factores esenciales que han contribuido al cuidado”, manifiesta.
Otro factor decisivo es la educación, pues los colegios están educando a sus alumnos para aprender a convivir con unas pautas nuevas.
Hay varios aspectos positivos del regreso a la presencialidad para los estudiantes, indica Andrea Wright, magíster de Lenguaje del Colegio Menor.
“Han podido recuperar espacios presenciales de socialización, estar con sus amigos y profesores. Y en un entorno seguro. También ha sido una oportunidad para comprobar la estrecha colaboración entre padres y el equipo del colegio. En momentos de crisis se demuestra las auténticas relaciones. Estos meses hemos sido más solidarios, más empáticos, serviciales, responsables”, asegura.
Mientras que Verónica Jordán Espinoza, vicerrectora general del COPOL, detalla que el colegio ha tenido un excelente regreso presencial, destacando que entre las adaptaciones realizadas constan el incremento de los implementos para clases de robótica.
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“Se han realizado el mantenimiento preventivo y correctivo de la infraestructura tecnológica que incluye servidores, redes, computadoras, proyectores, pantallas de proyección, equipos de audio, entre otros”, indica.
A ello se suma, el mantenimiento de los equipos de climatización e ionizadores de aire con adecuación; la implementación de protocolos de bioseguridad, donde los espacios de uso común fueron señalizados de acuerdo a la distancia establecida.
También se dispuso un número de mayor de dispensadores de alcohol gel en aulas y pasillos, el uso de termómetros/dispensadores automáticos de alcohol para las cuatro áreas de ingreso y salida, así como la contratación de proveedor para manejo de desechos hospitalarios (mascarillas y guantes).
“En cuanto a nuestros expresos escolares, existe un permanente control de desinfección de las unidades, donde el personal de la institución acompaña a los menores en todas las rutas. Y se han implementación además dos salas de auxilio y aislamiento preventivo en la escuela y colegio, en caso de presentarse casos de temperaturas elevadas, para poder asistir a nuestros alumnos”, indica la vicerrectora del COPOL.
