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Lo que nadie conoce de Iván Kaviedes

lunes, 21 septiembre 2020 - 08:41
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El “Nine” es un ícono del deporte ecuatoriano pero nadie conoce el hombre detrás del genial goleador. Sorpresa a la vista…

Hace tiempo que quería entrevistar al hombre que pocos conocen y todos juzgan. El goleador que nos llevó a nuestro primer mundial, es el secreto mejor guardado del país. Algunos dicen haberlo visto jugar con taxistas por unos cuantos dólares, otros durmiendo en cementerios o peleando a puño pelado en los suburbios de Guayaquil.

De Kaviedes se ha dicho de todo: “Indisciplinado, mentiroso, violento, talento desperdiciado”, pero el “Nine” nunca ha querido aclarar nada. Aceptó recibirnos en los alrededores de Paute donde vive desde hace más de dos años con su novia Katty.

Pensaba que íbamos a tener poco tiempo con “el flaco”, pero fue de lo más amable y nos sorprendió al abrirnos las puertas de su casa donde compartió el sofá con dos gatos y dos perros adoptados. “A Carapaz lo encontré casi muerto en el Cajas, tiene 12 años y no tiene dientes, el otro es vaquita”, nos cuenta el hombre que dejó su Santo Domingo natal a los 14 años para abrirse camino en el mundo del fútbol. “Me dijeron que no podía jugar fútbol con la selección sub17 y cuando alguien me dice que no, me pico y logro lo que sea. A los 14 años llegué a Guayaquil en bus y a los 17 me podía comprar un avión”.

Han pasado casi 30 años desde sus inicios en el fútbol. Hoy en día, el hombre que fue goleador mundial en 1998 se encuentra tranquilo con algo de artritis en las rodillas, dolor en la espalda y unos cuantos kilos de más. Físicamente no ha cambiado tanto, pero lo que nos contó fue realmente el guión de una historia de película tan increíble como terrorífico. Definitivamente el Nine es un sobreviviente y parece que lo mejor está por llegar.

Iván junto a sus mascotas rescatadas. Foto: César Mera.

P: Tan querido por los ecuatorianos y a la vez tan incomprendido…
R: Mis padres eran incompatibles sanguíneamente, primero nació mi hermano y murió. Luego nací yo y viví, luego otro murió en el vientre de mi madre. Creo que desde que nací le llevo la contraria a la gente.

P: ¿Siempre ha sido solitario?
R: Siempre fui reacio a hablar con la gente. No hablé ni tomé alcohol hasta los 30 años. Consumí cocaína a los 32, pero nunca estuve drogado mientras jugaba. Tengo dos años limpio. Como no hablo con la prensa, de mí se ha dicho de todo. Lo mío siempre fue una historia mal contada.  

P: ¿Descubrió los vicios en Guayaquil?
R: Vivía en un entorno de alcohol y droga en Guayaquil. Además yo no iba a discotecas para consumir sino para ver chicas. Tengo 9 hijos de madres distintas y uno adoptado. Estaba en una continua búsqueda de felicidad. Tuve muchas relaciones por el encanto de conquistar y para tener la ilusión de ser feliz, pero ¿cómo podía dar algo que no tenía?

P: ¿Cuál es su relación con sus hijos?
R: Fui muy irresponsable y recién intento conectar con ellos. No he sido papá. Tengo 9 niños, desde los 22 hasta los 4 años, y soy abuelo ya. Nunca tuve relación estable ni convivencia con ninguna mujer. Uno de mis hijos es adoptado, tiene 22 años y vive en Paraguay. ¿Su historia? Un día estaba cenando con el equipo de Barcelona en la Riviera de la Victor Emilio Estrada y cinco negritos se acercaron para vendernos rosas. Les dije: Yo adopto el primero que llega al Monumental. Terminamos de comer, llegué al estadio donde compartía cuartos con Pancho Cevallos… el guardia tocó la puerta y me dijo: Su hijo está abajo. Lo adopté.

P: ¿Usted tuvo carencia afectiva?
R: No, porque mis abuelos fueron padres mejorados. Mi vida pasó muy rápido. Era inmaduro, viví la vida como vino. Antes no sabía ayudar, para mí lo más fácil era regalar casa, carros, etc., ahora sé que lo material se va y no reemplaza nada.

P: ¿Ahora está viviendo la vida que anhelaba?
R: Vivo hace dos años en el campo frente a la montaña, tengo una parcelita para sembrar. Me acompaña mi novia, ya no quiero ser feliz solo quiero estar tranquilo. Todos los días voy a visitar los chicos en la clínica de rehabilitación, me gusta ayudar a la gente. La clínica me salvó, fueron 4 meses de reencontrarme con mi esencia.

P: ¿No se arrepiente de nada?
R: En mi vida privada me arrepiento de muchas cosas, pero del fútbol nada.  A mí me gusta jugarlo pero no soy futbolero. Cuando salía de las canchas me dedicaba a otra cosa y no me gustaba hablar de fútbol, ni de jugadas. Eso nunca fue lo más importante.

El futbolista junto a su novia Kathy, con quien ha compartido su vida los últimos cinco años. Foto: César Mera.

Entre adicciones y soledad
P: ¿Vino en paute para limpiar su organismo, de qué?
R: Del alcohol y las drogas, consumí cocaína desde los 32 hasta los 39. Voy por el tercer año limpio. Ya me aburrí, no me quiero ir al infierno, algo bueno tengo que hacer acá.

P: ¿Por qué se metió en las drogas?
R: Era mi entorno desde muy joven, quería comprender porque los chicos no podían salir adelante. Y empecé a combinar amistades, tristeza, sufrimiento, vacíos. Me refugié en el alcohol y las drogas. No soy una víctima. Uno siempre decide el entorno donde quiere estar. Uno no puede ir por la vida escogiendo a las personas. Nadie te quiere hacer daño. Las personas solo hacen cosas, que nos afecten o no, es cosa tuya. Soy fuerte y resisto el dolor, pero llegó un momento en que no decir o expresarlo, me afectó.

P: Estuvo cerca de la muerte… ¿qué rescata de su etapa de adicto?
R: Conocí gente de todas las condiciones. He dormido en parada de buses y cementerios, apuñalaron a alguien al lado mío, amigos se murieron de sobredosis, pero no lo cambiaría para nada porque hay un final feliz. Ya no sigo en la calle, estoy tranquilo. Ahora ayudo a los chicos de la clínica, cuento experiencias de vida, pero no doy consejos.

P: ¿Sufrió depresión?
R: Estaba resentido con Dios porque me ayudó a que logre mi vida con goles pero no llenando el vacío de mis padres. Mi abuelo era administrador de una hacienda y nunca me faltó nada, pero desde pequeño sentía un vació. No quería vivir, pero tampoco quería morir. Siempre me busqué a mí mismo, quise perdonarme mil veces, ya estoy cerca.

Fragmento de la entrevista en la que Iván habla sobre la recuperación del consumo problemático de drogas.

De fúbtol y excesos
P: ¿Qué recuerda del fútbol de barrio en Guayaquil?
R: Los colegios daban becas, entonces fui a un complejo de un tío que se llamaba “Las Cascadas de la Colina” del Alborada, que eran invasiones en esa época. Vivía allí y participaba en torneos de barrio, también estuve en el Liceo Cristiano. Tenía mi objetivo claro: Jugar en la selección (se ríe). ¿Sabes que como profesional no tengo ningún título? pero tengo 300 en indor, jugando en la calle y el campo.

P: ¿Cuál fue su fortaleza en el fútbol?
R: Yo no era el que mejor llevaba la pelota, dribleaba o cabeceaba. Yo era quien la metía. Siempre estudié los partidos, si tenía que patear un penal me gustaba picar la bola, pero lo hacía con ciertos arqueros. Soy muy práctico, en el fútbol todo tiene un por qué.

P: ¿Con qué director técnico se queda?
R: Se decía que en la selección había tres grupos: El de Chota, otro de Esmeraldas y yo. El Bolillo fue el único que intentó comprenderme. Con él escuchaba música clásica. Recuerdo que antes del partido ante Brasil me fui al cine a ver “El Conde de Montecristo” mientras  todos estaba concentrado en el partido. Él decía que algunos necesitan concentrarse, otros motivarse. Me dejó ir al cine e hizo que todos los jugadores lo aceptaran.

P: ¿Por qué nunca pudo quedarse en un club?
R: Nunca terminé porque siempre quería regresar a ver a mis abuelos. Mis padres se murieron cuando tenía seis años y me crié con mis abuelos. Del campo me fui a vivir a la ciudad a los 14 años, pero en el campo siempre fui feliz. Fui profesional a los 16 años. Tuve contrato con el Inter De Milán, precontrato con el Real Madrid. En el futbol llegué hasta donde quise no hasta donde pude. No me frustro, eso la gente lo hace por mí.

P: ¿Tuvo peleas o desacuerdo con directivos o periodistas?
R: Estuve en desacuerdo con muchos directivos y periodistas, pero tengo argumentos y puedo explicar cada uno de mis actos. Nunca fui tímido sino callado, pero si me buscan o me faltan al respeto, reacciono. Nunca negué una entrevista, pero si no saludan, agreden o hacen preguntas privadas, no tengo la obligación de contestar.

P: ¿Por qué jugó fútbol?
R: Mi abuela me inculcó los valores y la lectura desde temprana edad. Regresaba de la escuela, hacía los deberes y salía a patear una pelota contra la pared. Era mi desahogo pero lo comprendí con la edad. Era un niño introvertido. Siempre mi abuelo me decía que podía interpretar mi estado de ánimo al ver el color de mis ojos. No crecí con los años, crecí con los daños. No le tenía miedo a morir.

P: ¿Qué disfrutó del fútbol internacional?
R: Me impactó Italia porque mi abuelo tenía ascendencia italiana, allá disfruté la comida, aprendí a pintar. Leía mucho. En España, Italia, Portugal, Qatar, México, Argentina sigo teniendo grandes amigos. Recuerdo más a los amigos que los partidos.

P: ¿Sigue jugando ahora?
R: Yo soy socio del club Aviced y mi amigo me preguntó si quería jugar. Lo hago para mantenerme en forma, pero ya no soy jugador. Hace poco hablé con los chicos de la Boca del Pozo de Emelec y me dijeron que ya era imposible que vuelva a jugar. “Imposible solo cuesta un poco más” dice Mujica, así que decidí entrenar seis meses y participaré a la noche azul en enero. Meteré mi último gol en el Capwell.

Ivan, su novia Kathy, la Dra Jennyfer Silva psicóloga clínica y directora técnica,  Ronal calle Álvarez Director general, David Ceme terapeuta Vivencial , Mauricio Atiencia psicólogo clínico terapeuta familiar con todos los pacientes de la clíbica RENACER. Foto: César Mera.

Nueva vida
P: ¿Quiénes han sido las personas importantes en su vida?
R: Mis padres, mis tíos, mis abuelos. Mi abuela me enseñó a leer y ser sensible, mi abuelo a ser fuerte y no quejarme. En lo profesional me quedo con el Bolillo. Todo el mundo me habla de mi gol contra Uruguay, pero nadie recuerda que todos me querían sacar antes porque no metía goles.

P: ¿Qué hubiera hecho en la vida si no hubiera sido futbolista?
R: Veterinario o militar. Aunque no lo creas yo sigo las reglas, pero siempre seguí más el corazón que la cabeza. Cuando estaba jugando en Oporto en Portugal, Mourihno era mi entrenador. Le detectan cáncer a mi abuelita. Le pedí permiso al profe para dejar el equipo y jugar en Ecuador. Me dijo que no, fui a hablar con el Vicepresidente y me dijo: “¿Y qué le va a curar?”. Igual me vine ganando casi 4 millones al año.

P: ¿Quiere decir que guardó algo entonces?
R: Así dicen. Yo igual si me pongo a vender maduros con queso a la esquina yo triunfo. Si el sueño lo pasas a metas y lo estructuras se te va a cumplir. Es esfuerzo, disciplina, orden y sacrificio. La gente piensa que no soy así, pero se equivocan. Voy a triunfar como empresario. Me gusta el tema de bienes y raíces, construcción…

P: ¿Qué le hace feliz ahora?
R: Tener una familia. Vivo con mi novia Katty desde hace 5 años. Encontré la paz en una clínica de rehabilitación aislada de la ciudad. Fue una decisión propia, nadie me obligó. Gracias al doctor de la clínica comprendí que me hacía feliz transmitir mensajes y ayudar a la gente que había sufrido lo mío. Me quiero morir ayudando a alguien.

P: ¿Por qué tiene tantos tatuajes?
R: Me gusta la música protesta, la música antigua: “Si no me conoces no me juzgues”, es una frase de Tupac. Además tengo el Ave Fénix, un samurái. Los tatuajes me gustan, hablan por mí.

P: Si alguien toca su puerta ahora y le pregunta quién es, ¿qué le diría?
R: Soy Iván, un adicto en recuperación, nieto de Benjamín Lorente y Francia Méndez y vivo para honrar su memoria.

“Hay un momento en día que sentí que había cumplido todos mis sueños, ahora quiero ayudar  a la gente". Foto: César Mera.

Me despido de Iván después de una mañana conversando. En un rato más visitará los chicos de la clínica y luego entrenará con el objetivo de meter el último gol de su vida en el Capwell. Pensé entrevistar a un futbolista, pero descubrí un ser humano seguro y culto que disfruta de la lectura y la música. De repente, Iván coge su celular y me enseña un video en YouTube. Escribí esa canción, se llama “Testigo de vida” y la canta Jhonatan Luna. “La vida son metas creadas a diario”, dice la canción. Hoy sentí que conocí el verdadero Iván…


 

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