Karla Tobar está realizando su posgrado en Bilbao, pero pasó un mes en Nueva York por una beca de la Fundación del Museo Guggenheim.
La artista ecuatoriana Karla Tobar Abarca hace ya seis años que está instalada en la ciudad europea de Bilbao realizando un posgrado. Antes de decidir dejar Quito, ya estaba involucrada de alguna manera con lo que definió como su lugar: media art. Aquí en Ecuador, trabajaba dentro del videoarte y también con el diseño de páginas webs y la ilustración, pero reconoce que su producción artística ha cambiado mucho desde entonces. “Al final te integras en una sociedad distinta, hay una escena vasca interesante que ves, expones con ellos y todo eso fue evolucionando en lo que estoy trabajando”, comenta.
El año pasado, Karla tuvo la posibilidad de vivir una experiencia diferente al ingresar al “Basque Artist Program” que promueve la Fundación del Museo Guggenheim de Bilbao y de Nueva York para artistas vascos o que residan en el País Vasco. Tobar fue seleccionada junto a otro artista llamado Alain Urrutia entre 12 candidatos. Ambos estuvieron un mes en Nueva York y tuvieron acceso a los distintos departamentos del museo, además de visitar residencias y atelieres de artistas neoyorquinos.
“La experiencia para mí era muy interesante no solo en la escena artística sino en lo académico, porque estoy estudiando sobre la conservación de medios digitales en el arte y para mí fue muy importante tener acceso a los diferentes departamentos del museo”, cuenta Karla sobre la experiencia y su futura tesis, y agrega que además pudo conocer cómo se desarrolla la escena artística en “La Gran Manzana”.
La artista ecuatoriana utiliza utiliza tecnología desechada para sus instalaciones.
Esta beca le permitió a Tobar contactarse con el Consulado ecuatoriano en Nueva York, y gracias a estos lazos ya trabaja en un proyecto para presentar en el Festival “Mitad del Mundo”, que se realiza todos los años en septiembre para mostrar el arte y la cultura ecuatoriana en Manhattan.
En el amor por el arte tuvo una gran influencia su padre José Tobar, que es publicista y dibujante. “Recuerdo que él haya influido en mí en los colores, las formas que elegía de pequeña para crear y dibujar”, relata y asegura que su familia siempre la apoyó en su carrera como artista. De esas primeras aproximaciones al arte, confiesa que aún mantiene la sensibilidad por el color y por entenderlo.
El campo de trabajo de Karla es media art y se concentra en obsolescencia programada tecnológica. Es decir, utiliza objetos en desuso que consigue en lugares de reciclaje informático y realiza instalaciones a partir de monitores, escáneres, impresoras. “Busco en esos objetos su potencial artístico, porque en este ámbito del arte y la tecnología es interesante saber cómo los humanos y las máquinas se comunican”, concluye.