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Politécnicos trabajan en la creación de un respirador artificial de bajo costo

Un grupo de la Escuela Superior Politécnica del Litoral y un equipo de expertos de América Latina y Europa se han unido para crear respiradores artificiales de bajo coste, que puedan servir a los pacientes con síntomas críticos de COVID-19. Actualmente Ecuador registra 3.368 casos de coronavirus y 145 personas han fallecido por la enfermedad. 
 
Uno de los recursos médicos más necesitados para asistir a los pacientes que desarrollan insuficiencia respiratoria, es el ventilador o respirador artificial, ayudándolos a introducir y extraer aire de sus pulmones. En Latinoamérica existe una alerta de no poseer suficientes respiradores para atender los casos más graves, debido a que la mayoría de estos son importados.
 
Por eso, Édgar Landívar, Walter Gamarra, Vicente Adum, entre otros, son parte de las mentes intelectuales creativas detrás del proyecto denominado OpenVenti. 
 
Lo que buscan es diseñar un respirador artificial con capacidad de detectar si una persona se encuentra inconsciente y necesita asistencia. El dispositivo probablemente será una de las pocas alternativas disponibles que tendrán los pacientes en etapas severas del contagio, para poder recibir el aire necesario en sus pulmones.
 
OpenVenti es un respirador que cuenta con un alto componente de electrónica, mecánica y software. Este aprovecha la tecnología Yubox, una tarjeta electrónica creada por Édgar Landívar, y utiliza un blower de grado médico para la provisión del volumen y presión de aire necesarios, además de sensores médicos especializados.
 
A pesar de ser un equipo de primer nivel, uno de los objetivos de este proyecto es que tenga un valor de entre 350 a 400 dólares. El precio promedio de un respirador artificial puede llegar a costar desde 3.500 hasta 100.000 dólares, provocando que a países menos desarrollados se les dificulte su adquisición. 
 
La ESPOL aspira tener un prototipo de prueba listo esta semana. Actualmente, el respirador se encuentra en su última fase de diseño, para luego poder fabricarlo.
La información de fabricación estará disponible para que se pueda replicar en otras partes del mundo. 
 
“Lo importante es trabajar en equipo y ser lo más abiertos posibles a las ideas y discusiones para alcanzar los objetivos en corto plazo”, indicó Paúl Estrella, ingeniero industrial graduado de la ESPOL.

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