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“Pablo Villavicencio no es un hombre menos valioso por ser indocumentado”.

miércoles, 4 julio 2018 - 03:26
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Sandra Chica, la esposa de Pablo Villavicencio Calderón, inmigrante ecuatoriano detenido mientras repartía pizzas en una base militar de Nueva York, habla del caso que se ha convertido en uno de los íconos de la política de cero tolerancia con los inmigrantes del presidente Donald Trump. 
 
Villavicencio, de 35 años, fue detenido el 1 de junio mientras atendía un pedido en la base Fort Hamilton, en Brooklyn. Según voceros de esa base, los militares le pidieron al inmigrante firmar un permiso para chequear sus antecedentes y al hacerlo encontraron una orden de deportación de 2010, por lo que llamaron al ICE (Servicio de Control de Inmigración y Aduanas). Este permiso es importante pues la cuarta enmienda de la Constitución de Estados Unidos prohíbe las pesquisas y detenciones arbitrarias. Pero Pablo dice que nunca firmó nada, que simplemente fue retenido por miembros del ejército que llamaron a migración. 
 
La Legal Aid Society, entidad de ayuda legal que asumió la defensa de Villavicencio, ha presentado una solicitud bajo la Ley de Libertad de Información para ver ese permiso que supuestamente firmó. Si el documento no existe, los abogados argumentarán que la detención tuvo motivaciones raciales y por tanto es ilegítima, según indicaron en un comunicado. Sandra es una enfermera colombiana de 38 años, de Medellín, nacionalizada estadounidense; de la noche a la mañana, al defender a su esposo en los medios, en un caso que ha generado gran expectativa, se convirtió también en la voz de miles de familiares de migrantes detenidos. 
 
¿Cómo conoció a Pablo?
 
Acá en Nueva York, yo lo conocí a él en el 2012, después del trabajo nos encontramos en la casa de una amiga que tenemos en común, nos conocimos en un ascensor. Empezamos a salir, nos hicimos novios, nos casamos en 2013. En 2014 nació mi hija mayor Luciana, que acaba de cumplir cuatro años y luego Antonia, de tres años.
 
¿Luciana celebró su cumpleaños sin el papá?
 
Si, primer cumpleaños sin su papá, fue muy triste, ella pensaba que Pablo iba a llegar para soplar las velas y partir la torta.
 
 
¿Ya llevó a las niñas a visitar a Pablo?
 
Si, cuando cumplió un mes de estar detenido, le llevé a las niñas. Ellas me hicieron muchas preguntas, ¿por qué hay policías? ¿Por qué papi tiene ese uniforme? ¿Por qué papi se tiene que quedar acá? Al principio Pablo no se pudo contener y las niñas muy asustadas preguntaban por qué papá llora, la chiquita con el vestido le limpiaba la cara. A la hora de despedirnos terminamos llorando abrazados los cuatro, cada vez que trato de ser más fuerte por ellas y por él, pero el sentimiento de él es de tristeza absoluta, es muy doloroso verlo encerrado.
 
 
¿Y cuáles son las perspectivas, qué le han dicho los abogados?
 
El 24 de julio tenemos una cita ante un juez de inmigración, los abogados van a solicitar que lo dejen libre. Dependemos de lo que decida el juez.
 
¿Los abogados van a alegar que Pablo no firmó un permiso para permitir un chequeo de antecedentes?
 
Es que él dice que en ningún momento lo firmó, a no ser que le hayan hecho creer que estaba firmando otro papel diferente. Él dejó unas pertenencias en la estación de policía a la que lo llevaron, de repente le hicieron firmar algo ahí, pero nunca le explicaron que estaba firmando un permiso para revisar sus antecedentes, no.
 
¿Todo fue porque le pidieron identificación para entrar a la base militar? 
 
Claro, para entrar a entregar la pizza a la base militar él presentó su IDNYC (un documento de identidad de la ciudad de Nueva York), ese ID municipal lo usan las personas indocumentadas acá, todos lo saben.
 
¿Pablo tiene una orden de deportación de 2010?
 
Si, lo que yo sé es que el debió salir en el 2010 y no lo hizo, quizá planeaba quedarse unos años más y regresarse a su país, pero me conoció a mí, empezamos una familia. 
 
¿Pero usted sabía de esta situación?
 
Si claro, para mí nunca fue algo oculto que Pablo no tuviera documentos, siempre lo supe, eso no lo hace a él un hombre menos valioso. Pablo es una gran persona, no es un crimen estar casada con un indocumentado.
 
En febrero ustedes iniciaron el trámite para que usted como ciudadana estadounidense pida la residencia para él.
 
Si, pensamos hacerlo antes pero un abogado nos recomendó esperar un año más, porque aquí mucha gente se casa por los documentos. Además, el costo es muy alto, es un trámite de mucho dinero y cuando uno está en la posición de pagar la renta y alimentar a las niñas o pagar la petición, no es fácil. Nuestra prioridad eran los gastos de la casa y de las niñas, yo no laboré por medio año y quedé embarazada por segunda vez cuando mi hija tenía seis meses. Pablo afrontó todos los gastos y no tuvimos los recursos para ese trámite.
 
 
¿La han contactado autoridades del consulado ecuatoriano?
 
Si, una funcionaria muy atenta solicitó un permiso para una visita especial de una hora, las dos entramos, ella le explicó a Pablo toda la asesoría legal que puede tener aquí, y en el caso extremo de que lo deporten, le dijo cómo sería el proceso. Esperemos que no llegue a eso, a él lo arrestaron en una base militar mientras estaba trabajando, él no tiene ningún antecedente, tiene esposa e hijas americanas, no estaba haciendo nada malo, merece una oportunidad.
 
 
 

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